Fin de la expedición

El descenso hasta Katmandú fue tan rápido como lo fue toda la expedición en el lado sur. Al día siguiente al intento en el Lhotse ya me encontraba en el Campamento Base. Esa noche festejamos con los Sherpas y con todo el staff y nos prepararon un pastel del Everest. Como siempre, los Sherpas sumergieron sus cervezas en agua caliente antes de tomarlas y celebramos hasta que el frío nos hizo volver a nuestras tiendas de campaña.


El itinerario normal después de escalar es caminar desde el Campamento Base hasta Lukla en tres días, andando cinco o seis horas por jornada y durmiendo en las casas de huéspedes de los Sherpas. Este año, dos de mis amigos, Melissa Arnot y Dave Morton se encontraban en el Campamento Base listos para regresar y habían contratado un helicóptero que los llevara a Katmandú. Cuando me ofrecieron la oportunidad de acompañarlos no lo dudé ni un momento. Recorrería con ellos en una hora lo que me hubiera tomado tres días aunque mis maletas llegarían un par de días después de mí ya que seguirían a ruta normal. A las 6:00am del 26 de Mayo con un cielo bastante nublado aterrizó el helicóptero en Gorak Shep. Cargamos el helicóptero con las maletas de Dave y Melissa y al terminar sólo había espacio para Dave en la cabina. Despegó el helicóptero y regresó el silencio pero no por mucho tiempo. Minutos después volví a escuchar el sonido del rotor y nuevamente aterrizó el helicóptero pero ahora vacío. Habían dejado a Dave en un pueblo a baja altitud y posteriormente pasaríamos por él y luego volaríamos directo a Katmandú. No tuve ningún sentimiento de tristeza por dejar atrás los valles de los Himalayas. Había pasado tan solo una semana en el Everest, del lado de Nepal, pero habían sido siete días muy intensos que habían valido por toda una expedición de meses.

Volando a Katmandú y mirando el cambio en el paisaje de hielo y rocas a valles verdes y poblados tuve oportunidad de reflexionar sobre los últimos dos meses de mi vida. Mi plan original había sido intentar una doble travesía en el Everest. Al no conseguir permisos tuve que cambiar de doble travesía a doble ascenso, Norte y Sur. Logré sobreponerme al vértigo aunque semanas después, con los dolores en el pecho, desistiría definitivamente de mi ascenso por el lado norte. De ninguna forma me arrepiento de haber tomado esta decisión. En Katmandú el cardiólogo me mandó a realizar todo tipo de pruebas y cuando estuvo satisfecho me dio el visto bueno para volver a subir. Cuatro días después de dejar Katmandú me encontraba por tercera vez en la cima de la montaña más alta del mundo. La madrugada siguiente intenté subir la cuarta montaña más alta del mundo. Una mala decisión (la de escalar sin cuerdas ni protección) fue posteriormente corregida por una buena decisión (la de esperar las cuerdas que venían) pero para entonces era demasiado tarde y decidí regresar.

El vuelo en helicóptero continuaba y ya estábamos cerca de Katmandú. Con todos los cambios y todo lo que había sucedido ¿qué conclusiones podía sacar de la expedición? Hace semanas, cuando platiqué de mis tres reglas de la montaña, comenté que primero tenía que ser seguro, en segundo lugar tenía que ser divertido y tercero trataría de que fuera exitoso. Con toda certeza puedo decir que en ningún momento hice a un lado mi seguridad y fue mi prioridad constante. Algunas veces como con el dolor en el pecho y el frío en el Lhostse, dejó de ser divertido y por lo tanto decidí que era más importante la seguridad y la diversión que el éxito. Tampoco me arrepiento de esto. Entonces, en vez de pensar en lo que no conseguí, me enfoqué en lo que sí logré.

Logré pararme por tercera vez en la cima de la montaña más alta del mundo junto con Daniel y lo hice tan solo cuatro días después de haber partido desde Katmandú y habiendo pasado todo un día en el hospital. También, logré ir por primera vez a una expedición a la cara norte del Everest, algo que había soñado durante mucho tiempo y aunque no conseguí subir, hice un excelente trabajo de aclimatación y ahora estoy seguro que de volverlo a intentar, lo lograría. Conseguí, a pesar de todo mi cansancio, dolor y fatiga, salir a escalar el Lhotse al día siguiente de subir el Everest y hacer mi mejor esfuerzo. Pero sobre todo, tuve la oportunidad de compartir todas estas experiencias con amigos y familia, recibiendo sus mensajes y correos de apoyo y viviendo juntos esta aventura. A lo largo de los últimos años he aprendido que lo verdaderamente valioso de estas expediciones es compartirlas con la gente que uno quiere.
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Tan solo me queda subir fotos del lado sur y este blog habrá terminado por el momento. No sé si vuelva a intentar el doble ascenso ni sé si volveré a escalar el Everest. Lo que si se, es que todo lo vivido en estos últimos meses tendrá un impacto directo en mi vida diaria y espero que esto sea para ser una mejor persona. Gracias por seguir el blog y espero pronto tener noticias de cuál será la siguiente aventura.

Crónica de una noche sin cumbre

El camino del Campamento 4 del Everest al Campamento 4 del Lhotse me llevó una hora y media. Me dolía cada músculo de las piernas, cada hueso y sobre todo las ampollas en los pies. Durante el trayecto pensaba lo fácil que sería descender hasta el Campamento 2, descansar y dormir bien por primera vez en días. De hecho, llevaba más de 40 horas despierto. Casi por inercia llegué hasta el último campamento del Lhotse a las 3 de la tarde del 22 de Mayo. Rápidamente me metí a la tienda de campaña y a mi sleeping bag y dormí. Recuerdo que desperté varias veces para tomar agua aunque nunca pude rehidratarme bien y esto después vendría a traerme problemas.

La ruta para subir al Lhotse comienza por una pendiente de nieve de 60 grados sobre la pared. La segunda mitad es una canaleta de nieve y roca. Por otras personas, sabía que antes de la canaleta había una sección de casi 200 metros sin cuerdas ni anclajes, es decir, sin ninguna protección. Un resbalón podría llevarme a caer 1,500 metros. El plan era que se colocaran cuerdas fijas en las secciones faltantes justo delante de nosotros y de esta forma comencé a escalar a la 1:00am. La noche era fría y los Sherpas con las cuerdas iban muy lento. Pronto los pasé y seguí escalando a muy buen paso, hasta que de pronto me encontré al final de las cuerdas. En ese momento, tomé una decisión incorrecta; consideré que la parte peligrosa era el descenso y para cuando bajara habría cuerdas fijas, por lo que comencé a escalar sin protección alguna y así seguí durante los siguientes 150 metros. Después de escalar un rato pensé ¿qué me garantizaba que las cuerdas que confiaba que estarían ahí para mi regreso realmente existirían? Vinieron a mi mente imágenes de una Sherpani, Pemba Doma, quien en 2007 cayó bajando del Lhotse y murió justo donde estaba parado en ese momento. Entonces, decidí esperar a que las cuerdas llegaran hasta donde estaba antes de continuar el ascenso. Primero pensé que no tardarían más de diez minutos. Sin embargo, no había señal de las lámparas de los Sherpas que iban a la delantera. Esperé y esperé en la oscuridad y no fue sino hasta una hora y media más tarde que me alcanzaron. Para entonces me encontraba temblando de frío y con dificultad para sentir los dedos de las manos. Estaba tan deshidratado que a mi cuerpo le costaba mucho trabajo mantenerme caliente y me dolía todo.

Tomar la decisión de descender fue muy fácil y cuando llegaron las cuerdas me dirigí de inmediato hacia abajo, rumbo a mi tienda de campaña. Llegué alrededor de las 4:00am y entré a mi sleeping bag. Me desperté con la llegada del sol y recordé lo que había sucedido en las horas anteriores. No tenía ningún remordimiento por haber bajado. A media tarde, había bajado con la mochila llena y todo mi equipo hasta el Campamento 2. Recibí las felicitaciones de los Sherpas de Asian Trekking y a cada uno le recordaba, que el éxito por haber subido por tercera vez al Everest era tanto de ellos como mío. Esa noche, al estar seguro dentro de mi sleeping bag realmente sentí la satisfacción de lo que había logrado y descansé.

Crónica de una noche de cumbre

Tan solo tres días antes había despertado en el hotel Yak & Yeti en
Katmandú. Ahora, 21 de Mayo por la tarde, me encontraba a casi 8,000 metros
de altura viendo el atardecer y pensando que en doce horas más podría estar
por tercera vez en la cumbre del Everest. Los últimos dos días habían traído
vientos muy fuertes y así escalamos del Campamento 2 al 3 y posteriormente
del 3 al 4. La velocidad del viento que había sido de unos 70km/h hubiera
hecho imposible intentar un ascenso seguro para el 22. Primero que sea
seguro, segundo que sea divertido, tercero llegar a la cima. El sol se metía
detrás de las montañas y con él poco a poco se iba el viento hasta que una
hora después del atardecer había una calma total.
Llegué al Campamento 4 alrededor de la una de la tarde y mi plan era
comenzar a escalar a las once de la noche, misma hora a la que empecé dos
años antes. Mientras, estaría dentro de mi sleeping bag, descansando,
tomando agua, escuchando música y visualizándome llegando a la cumbre, dando
los últimos pasos. Compartí la tienda de campaña con Apa Sherpa, quien
recordarán que tiene el record de subir 19 veces a la cumbre e iba por una
más. Es una gran persona, muy sencilla, y fue un privilegio escalar con él.

Media hora antes de partir, comencé a prepararme para el ascenso. Lo que más
trabajo me costó fue ponerme y amarrarme las botas, y asegurar los
crampones. Algo tan sencillo requiere mucha energía y esfuerzo a esta
altura. Una vez alistado, junto con Passang Rita Sherpa inicié el ascenso
iluminados por la luna. Tuvimos la mala suerte de tener a un grupo de 35
personas delante de nosotros, lo que hizo muy lento el ascenso. Desde el
Campamento 4 podía ver la fila de lámparas que se dirigían hacia la cumbre.
Las horas que transcurrieron en la noche desde que dejamos el campamento
hasta que salió el sol las podría caracterizar como monótonas. Paso a paso,
sólo viendo lo que alcanza a alumbrar la lámpara en la cabeza y mirando la
fila de personas que escalaban sobre mí. Alrededor de las dos de la mañana
pasé el momento más complicado en donde me invadió el cansancio y la fatiga
acumulados de días anteriores; daba dos pasos, me quedaba colgado de la
cuerda y cabeceaba. Me despertaba el jalón sobre la cuerda de la persona que
venía atrás de mí y volvía a repetir el proceso de caminar y cabecear. De
pronto, teniendo los ojos cerrados, me golpeó en el pecho un pedazo grande
de nieve que caía y, aunque no me lastimó, esto me hizo despertar
definitivamente. Tomé unos momentos para respirar, recordar lo que me
motivaba a llegar a la cumbre, a estar despejado y 100% concentrado. Pocos
minutos después comenzó a aclararse el cielo al Este y con el sol volvieron
todas mis energías.
Seguí pasando gente hasta llegar a la cumbre sur a cerca de 8,800 metros. A
partir de aquí los últimos obstáculos serían una travesía bastante expuesta
a través de un filo de roca y nieve, y el Escalón de Hilary. Sin embargo,
tendría una sorpresa más con el tráfico ya que en el Escalón se encontraron
un grupo que subía y otro que bajaba y ninguno cedía ante el otro. Tuvo que
pasar cerca de una hora para que la ruta estuviera nuevamente despejada y
subí sin problemas el Escalón. Por tercera vez en mi vida daba los pasos
finales para llegar a la cumbre y en esos últimos metros traté de recordar y
agradecer a todos los que me habían apoyado por todos los medios para
cumplir este objetivo. Esta cima no era mía, sino de todos nosotros.
Finalmente, a las 8:30am alcancé las banderas de oración que marcan la
cumbre y me senté. Me sorprendió el silencio interior y exterior que vivía.
Miré a mi alrededor y parado junto a mi estaba Apa Sherpa quien alcanzó la
cumbre por veinteava vez. Es interesante como la vida nos pone las cosas en
perspectiva cuando pensamos que hemos alcanzado algo grande. Aunque había
logrado pararme en la cima del Everest por tercera vez, la persona junto a
mi había subido 17 veces más. ¡Qué mensaje más claro!
Saqué mi teléfono satelital y marqué el primer número de la memoria. Me
contestaron Ricardo, Lulú y Richi (Carla estaba con ellos) y traté de
compartirles mi agradecimiento y aprecio por ayudarme a conseguir nuevamente
este objetivo. Después vino el momento de las fotos que pronto subiré al
blog. Finalmente, llegó la hora de despedirme de Daniel. Tomé en mis manos
el frasco con sus cenizas y cerré los ojos. Le agradecí el haberme
acompañado durante estos dos meses. En momentos difíciles como el del
vértigo, el dolor sobre el corazón, las noches de cansancio y los momentos
con dudas, sentía su entusiasmo y buena vibra y me ayudaban a seguir
adelante. Le dije adiós por última vez y vacié el frasco sobre la nieve de
la cumbre. Una hora después de haber llegado a la cima, comencé a bajar.
Durante el descenso, cada paso recibió toda mi concentración y puse toda mi
atención en el manejo de cuerdas y anclajes, sabiendo que en la bajada es
cuando pasan el mayor número de accidentes. Horas más tarde, regresé a la
seguridad del Campamento 4 donde me quité la mochila y los crampones y entré
a mi tienda de campaña. Cerré los ojos y sentí la satisfacción de haber
logrado pararme en la cima del Everest una vez más. Nada se puede comparar a
ese momento de paz y tranquilidad. Sin embargo, quedaba un objetivo más que
cumplir: subir el Lhotse en menos de 24 horas. Esos momentos en mi tienda de
campaña eran el ojo del huracán y pronto vendría otra vez la tormenta. Tan
solo unos minutos después, sin haber dormido, empaqué mi mochila y me dirigí
al Campamento 4 del Lhotse.

DE REGRESO AL CAMPAMENTO (7,800 msnm)

A las 2:15 pm del sábado, hora de México /  1:00 am del domingo, hora de Katmandú nos llamó David para informarnos lo siguiente:

A la 1:00 de la mañana de Katmandú se encontraba a 7,800 msnm y había iniciado el ascenso al Lhotse, el ascenso duraría aproximadamente seis horas más dos o tres para el descenso.  Con excepción de ampollas en los pies, todo estaba bien y se sentía fuerte y seguro.

Posteriormente a las 6:23 pm hora de México /  5:08 am hora de Katmandú nos volvió a llamar para informarnos que había regresado al campamento después de varias horas de ascenso.

Decidió regresarse por aspectos de seguridad ya que la ruta era totalmente insegura y  las cuerdas fijas se encontraban sueltas, en mal estado, etc.  Estuvieron por dos horas tratando de resolver el problema, al no lograrlo, para prevenir congelamiento y por lógico agotamiento tomó  esta decisión.

Ya se encontraba dentro de su tienda de campaña y listo para un merecidísimo descanso.  Piensa que ha bajado como 10 kilos.
Recuerden que hace una semana estaba del otro lado de la montaña, hace cuatro días estaba en un hospital de Katmandú realizandose pruebas del corazón y en trés días subió del campamento base a la cumbre.     ¡Tiene voluntad! 
En cuanto despierte nos llamará y les comunicaremos su decisión sobre los próximos días.
Familia Liaño González

¡SIN DESCANSO RUMBO AL LOHTSE ¡

Aproximadamente cuatro horas después de hacer cumbre en el Everest, nos llamó David desde el Collado Sur (Campamento 4) a la 1:40 de la mañana tiempo de México, 12:25 de la tarde del sábado tiempo de Katmandú.
Bajó con seguridad y rápido. Con excepción del cansancio (más que lógico) y ampollas en los pies, se sentía bién.
Ya se encontraba hacía 40 minutos en el campamento y se estaba preparando para bajar y trasladarse al campamento en el Lohtse sin haber realmente descansado y recuperado.
Si por problemas de salud o de clima su plan original no era posible, entonces el plan "B" de David era escalar el Lohtse (la cuarta montaña más alta del mundo) en 24 horas después del ascenso al Everest. ¡Ahora hará Naranjada! . Sería un récord histórico.
Con la experiencia de años con David y Ricardo Jr. La llamada desde la cumbre es emocionante y muy gratificante saber que logró su objetivo y que desea compartirlo con sus seres queridos "en tiempo real" y cuando está sucediendo , pero para nosotros, la familia y amigos, la importante y valiosa es la del regreso al campamento con bien. Nunca "cantamos victoria" hasta esta segunda llamada o noticia que bajó sano y salvo.
La importancia de esta segunda llamada está basada fundamentalmente en aspectos de seguridad. Es mucho más peligroso el descenso que el ascenso por múltiples razones:
1.-Lo principal es la hipoxia producto de la deficiencia de oxigeno porque a esa altura la concentración en el aire es menor; que, entre otros efectos, agota más, te produce falta de claridad de mente que conlleva a malas decisiones, falla el equilibrio, deseos de acostarse a dormir o descansar y en casos más severos (pero no infrecuentes), edema pulmonar o edema cerebral que pueden ser mortales (este tema, por su importancia habría que tratarlo por separado)
2.- El alpinista se encuentra mucho más cansado después de caminar y escalar de subida (normalmente subiendo se tienen que hacer 3 ó 4 inhalaciones por cada paso), imagínense esto pero por horas que se hacen interminables.
3.-Escalar y caminar por muchas horas (10, 12, 14 horas).
4.-Desvelado.
5.-Prácticamente sin probar alimentos en 14 ó 15 horas.
6.-La pendiente en grados descendiendo.
7.-Las condiciones del clima que normalmente en las montañas después del medio día se empeoran, en el Everest es peor (viento, nieve, niebla, endurecimiento de la nieve y el hielo, etc.)
Como dice David: "SUBIR ES OPCIONAL, BAJAR ES IMPERATIVO"
Familia Liaño González (con algunos comentarios de David)

¡ CUMBRE !

Hace unos minutos a las 9.55 pm hora de México ( 8:40 am hora de Nepal ) nos llamó David desde LA CUMBRE DEL EVEREST  (8,850 msnm)
Se encontraba muy emocionado y muy bien físicamente.    Calculaba que en cuatro horas regresaria al Collado Norte (campamento 4),  de ahi nos volverá a llamar. 
Pidió especificamente enviarle un mensaje personal a su tío Roberto, Denisse y Robert Jr.
Enviaba todo su cariño y agradecimiento a todos. 
Esperaremos sus comentarios ya personalmente. 
Familia Liaño Gonzalez 

¡ RUMBO A LA CUMBRE !

Hoy viernes 21 de Mayo, nos llamó David a las 11.37 a.m., hora de México (10.22 p.m. del sábado, horario de Nepal).
Estaba en el Collado Sur, o sea, Campamento 4 a 8,016 msnm.En 45 minutos (en lo que tardaba en prepararse), iniciaba el ascenso hacia la cumbre del Everest, a las 11.00 p.m. hora de Nepal.    La cumbre se encuentra a 8,850 msnm. A esa altura los 834 metros de diferencia vertical son muy muy dificiles  Despues de los 8,000 metros de altura, los escaladores le llaman "La Zona De La Muerte"
Las condiciones no son las ideales porque tienen viento fuerte pero piensa que lo  podrá aguantar. Según el reporte del tiempo de ayer en la noche, la buena noticia es que el ciclón se está convirtiendo en tormenta tropical; la mala noticia es que llevara nevadas y vientos a la región del Everest.   Hoy habrán vientos en la cumbre entre 80 y 121 km/hora, con algunas nubes y la temperatura será de 28 grados centígrados bajo cero, (sin considerar el factor viento que la multiplica e incrementa el frío)
Animadamente comentó que va a intentar la cumbre y que no hay otra opción.  Se encuentra listo física y emocionalmente para hacerlo.
Nos dio una muy agradable sorpresa al comunicarnos con un muy querido amigo de David y al cual tuvimos el privilegio de conocer en el viaje por los Himalayas que hicimos hace dos años. Se trataba de Apa Sherpa, nos saludó con el tradicional saludo Nepalí de "Namasté.   Pensaban hacer cumbre juntos.  No me quedó claro si lo planearon o fue una coincidencia. Para su conocimiento, Apa Sherpa es un personaje a nivel mundial ya que ha logrado la cima en el Everest varias veces.
El tiempo de ascenso aproximado puede ser de 8 a 12 horas, pero pudiera ser menos. De lograr la cumbre, estaría de regreso en el Collado Sur (Campamento 4) en 12 ó 14 horas a partir de la hora de inicio del ascenso; lo recomendable es antes de las 2.00 p.m. hora de Nepal.
Como es lógico, no puede asegurar que pisará la cumbre, lo que sí garantiza es que se entregará al máximo, sin tomar riesgos innecesarios.
En el caso de David, en nuestra opinión, depende fundamentalmente que el clima se lo permita (viento, nevada, etc.) si le es posible  tratará de llamar por teléfono satelital desde la cumbre pero, como ya tenemos experiencia en esto, sabemos que el hablar desde la cumbre tiene muchísimas complicaciones; desde quitarse los guantes para poder marcar, con los riegos de congelación inherentes ya que en pocos segundos las bajas temperaturas y el factor viento congelan cualquier cosa.
Como una anécdota, nos platicaba David cuando estuvo escalando el Monte Vinson en la Antártida, hacia tanto frío que aventaba un vaso de agua en la intemperie y antes de caer al suelo ya se había congelado.  El frio puede ser similar si los vientos continúan.
Otra complicación muy común es que las baterías del teléfono satelital se descargan por el exceso de frío; como muchos de ustedes saben, las bajas temperaturas disminuyen o agotan la capacidad de las baterías muy rápidamente y como se podrán imaginar, aunque procura tener el teléfono y las baterías dentro de su ropa y cerca del cuerpo siempre, el hecho de sacarlo de su ropa para hablar las puede agotar inmediatamente.

Les manda a todos un muy cariñoso abrazo y que por favor le manden "LA BUENA VIBRA"

.
Familia Liaño González

EN CAMPAMENTO 4 (8,016 MSNM)

> Hoy en la mañana, nos llamó David a las 8.20 a.m. hora de México y
> 7.05 p.m. hora de Nepal.
>
> Se encuentra bien sin problemas de salud y parece que las
> condiciones pudieran ser difíciles pero factibles para hacer cumbre
> los próximos días. Continúa el ciclón en la Bahia de Bengala con
> todos los efectos negativos reales y potenciales.
>
> UNA DISCULPA Y ACLARACION: Esta mañana a las 9.30 a.m., me llamó el
> Sr. José María Aguayo, Presidente del Club Alpino Mexicano, A.C. par
> a hacerme una aclaración referente a nuestra nota del día de ayer en
> que 2 escaladores del Club se encontraban en Katmandú y 2 en el cam
> pamento base. Nos comenta Chema que Ignacio Anaya y Evita Martínez
> Sandoval ya habían hecho cumbre el 17 de Mayo y se encontraban en pr
> oceso de descenso hacia el campamento base y posteriormente a Katman
> dú en su viaje de regreso a México.
>
> Lo anterior se debió, fundamentalmente, a información que me proporc
> ionaron y que fue obtenida a través de un radio de dos vías y la per
> sona que la aportó la proporcionó incorrecta.
>
> Conforme a la informacion de Chema Aguayo, felicitamos con mucho
> cariño a estos dos alpinistas por haber logrado su objetivo, los dat
> os de su ascenso y cumbre los pueden encontrar en la página del Club
> Alpino Mexicano, A.C.
>
> David agradece todo el apoyo recibido en los mensajes y correos y
> les envía a todos un afectuoso saludo.
>
> Como dice David: " Hasta la Victoria Siempre" (palabras del Che
> Guevara y que David usa frecuentemente).
>
>
> Familia Liaño González

EN CAMPAMENTO 4 (8,016 MSNM)

Hoy en la mañana, nos llamó David a las 8.20 a.m. hora de México y 7.05 p.m. hora de Nepal.
Se encuentra bien sin problemas de salud y parece que las condiciones pudieran ser difíciles pero factibles para hacer cumbre los próximos días. Continúa el ciclón en la Bahia de Bengala con todos los efectos negativos reales y potenciales.
UNA DISCULPA Y ACLARACION: Esta mañana a las 9.30 a.m., me llamó el Sr. José María Aguayo, Presidente del Club Alpino Mexicano, A.C. para hacerme una aclaración referente a nuestra nota del día de ayer en que 2 escaladores del Club se encontraban en Katmandú y 2 en el campamento base.  Nos comenta Chema que Ignacio Anaya y Evita Martínez Sandoval ya habían hecho cumbre el 17 de Mayo y se encontraban en proceso de descenso hacia el campamento base y posteriormente a Katmandú en su viaje de regreso a México.
Lo anterior se debió, fundamentalmente, a información que me proporcionaron y que fue obtenida a través de un radio de dos vías y la persona que la aportó la proporcionó incorrecta.
 Conforme a la informacion de Chema Aguayo, felicitamos con mucho cariño a estos dos alpinistas por haber logrado su objetivo, los datos de su ascenso y cumbre los pueden encontrar en la página del Club Alpino Mexicano, A.C.
David agradece todo el apoyo recibido en los mensajes y correos y les envía a todos un afectuoso saludo.
Como dice David: " Hasta la Victoria Siempre" (palabras del Che Guevara y que David usa frecuentemente).
Familia Liaño González