Esperando una ventana de tiempo y la cuerdas hasta la cumbre

De las cuatro variables que se tienen que dar para que podamos subir a la
cima del Everest, dos ya se dieron. La primera son las provisiones hasta el
Campamento 3, lo que quedó concluido el día de hoy. La segunda es la salud,
incluyendo la aclimatación, en lo que también siento que estoy listo y que
soy verdaderamente afortunado de haber podido recuperarme de la manera en
que lo hice. Estoy seguro que la buena vibra que recibí desde el otro lado
del mundo tuvo mucho que ver.
Las otras dos variables son las cuerdas fijas y el clima. Sobre las cuerdas
fijas, ayer llegó al ABC el grupo de chinos que se encargará de hacerlo en
los próximos días. Cada uno de nosotros pagamos $250 dólares para que monten
todas las cuerdas. Por último, y el más importante es el clima. Hoy es un
día soleado, prácticamente sin viento e ideal para intentar llegar a la
cumbre. Sin embargo, pasamos casi cuatro días de nevadas intensas y fue
imposible estar en posición de subir a la cima. El problema que tenemos con
el clima es que se vienen varios días de vientos de alrededor de 130km/h y
tal vez tengamos una pequeña ventana de buen clima el 13 y 14. Mañana voy a
platicar cómo tenemos esta información, cómo la analizamos y cómo es que
posiblemente tengamos esta pequeña ventana.

Cambio de planes - durmiendo sólo a 7,000 metros

El plan original: subir con nuestros seis Sherpas hasta el Collado Norte y
pasar la noche. Ellos ocuparían tres tiendas de campaña y yo me quedaría
solo en la cuarta. Terminando de desayunar, antes de subir el jefe de los
Sherpas, Mingma, me avisó que habían cambiado sus planes y que sí subirían
hasta el Collado pero sólo para dejar provisiones y volver a bajar al ABC.
En ese momento decidí que me quedaría yo solo a dormir en el Collado Norte.
El ascenso fue más fácil que la vez anterior pero en esta ocasión fue en
medio de una intensa nevada. Mientras escribo esto, 24 horas después, la
nieve no ha parado. Para cuando llegué a mi tienda de campaña en el Collado
Norte, los Sherpas ya habían comenzado el descenso pero me habían dejado un
par de estufas, ollas, galletas, te, sopa de pasta instantánea y una pala
para recoger la nieve que derretiría durante toda la tarde. También utilicé
a pala para desenterrar mi tienda de campaña que estaba medio cubierta.
Desde las 2, hasta casi las 8 de la noche estuve derritiendo nieve para
tener agua que tomar y cocinar. Una vez que tuve dos litros de agua caliente
para tomar en la noche apagué las estufas, hice una última llamada por el
radio para avisar que todo estaba bien y apagué mi lámpara para descansar.
Tiene algo mágico pasar una noche sólo a esta altura.
Originalmente tenía planeado caminar al día siguiente hasta el Campamento 2
pero como a las ocho de la mañana seguía nevando y la nieve me llegaba hasta
las rodillas, nuevamente cambié mis planes y descendí hasta el ABC. La
bajada fue complicada ya que era la primera persona en recorrer el camino
ese día, todas las cuerdas estaban enterradas y seguía nevando. Sin embargo
nunca estuve realmente en peligro y una hora y media más tarde estaba
desayunando, de regreso en ABC.
Planes
He estado recibiendo y analizando con mucho cuidado los reportes del clima y
hasta ahora parece muy peligroso intentar un ascenso a la cumbre antes del
13 de Mayo. Sin embargo, el clima es una de las cuatro variables que hay que
seguir, las otras siendo las cuerdas fijas hasta la cumbre, las provisiones
en el último campamento y nuestra salud. Por lo tanto y a menos de que haya
cambios drásticos en el clima, el 13 de Mayo parece ser nuestra primera
opción. Para lograr esto, tendría que salir del ABC el 10, lo que me dejaría
4 días completos de descanso para recuperarme y prepararme.

24 horas de nevada - Nuevamente al Campamento 1 y 2

La noche del sábado comenzó a nevar cuando terminábamos de cenar y nos
refugiábamos en nuestras tiendas de campaña. A la mañana siguiente, aún
seguía nevando y el ABC estaba todo cubierto de blanco. Más tarde, me fue
necesario tomar prestada una pala para poder desenterrar mi tienda de
campaña y que pudiera tener ventilación. La nevada continuó hasta la noche y
para entonces tal vez habíamos acumulado unos 30 centímetros de nieve.
El plan era subir el lunes de nuevo al Campamento 1, pasar la noche y al día
siguiente caminar hasta tocar el Campamento 2 a 7,700 metros y descender
hasta el ABC. El problema era que con la nevada había aumentado mucho el
riesgo de avalanchas en la ruta. Este ascenso a los campamentos lo teníamos
planeado los 6 Sherpas y yo. El resto de los clientes están el Campamento
Base y esto hace que sean más flexibles los planes. Los Sherpas cargarían
equipo a los campamentos y yo subiría para aclimatarme. Finalmente,
decidimos posponer un día el ascenso y hoy martes estaré subiendo
nuevamente. Regresaré el miércoles para un descanso final en ABC antes de
intentar subir a la cumbre que ahora está programado para entre el 10 y 13
de Mayo.

Pasando una noche a 7,000 metros

El obstáculo más imponente que tiene la ruta que estoy siguiendo es la
pared/cascada de hielo que sube hasta el Collado Norte. Aunque es más
pequeña que la pared del Lhotse o la cascada de hielo del Khumbu, tiene
secciones de cerca de 70 grados de inclinación. También, suele ser más
estable en cuanto a avalanchas que sus vecinas del sur pero a principios de
esta semana mostró lo mortal que puede ser con el alpinista de Hungría.
Aunado a lo anterior, tenía el tema de mi cabeza y los mareos que me
iniciaron descendiendo de la base de esta pared. Por lo tanto, ayer por la
mañana inicié caminando muy despacio hacia la base de la pared. Manuel
Sanjuan se mantuvo conmigo durante todo el camino y estoy muy agradecido por
su apoyo y compañía. Nos llevó casi una hora alcanzar la base de la pared,
donde se encuentran las cuerdas fijas. Una vez asegurados, comenzamos el
ascenso de aproximadamente 450 metros que va haciendo zigzag por grandes
torres de hielo. A diferencia del lado sur, aquí sólo encontramos tres o
cuatro escaleras para cruzar grietas pero no deja de ser impresionante la
experiencia.
Menos de cinco horas después de haber iniciado el ascenso, rodeamos el
último bloque de hielo y nos encontramos en el Collado donde unas 30 tiendas
de campaña conforman el campamento. Parecería que lo más difícil del día
estaba detrás de nosotros, pero psicológicamente es para mí más difícil la
noche que sé que pasaré sin dormir. Entré a mi tienda de campaña a las 2pm y
nos salí hasta las 7am del día siguiente. Creo que en toda la noche no dormí
más de dos o tres horas, pero esto es normal. Durante casi todo el tiempo
estuve escuchando música en mi ipod.
Con un poco de té en el estómago, inicié el descenso de vuelta al ABC
alrededor de las 8am. Una hora y media más tarde ya estaba de regreso,
desayunando un omelet y café. Estoy muy contento por haber subido al Collado
Norte, por haber pasado la noche, pero sobre todo porque no volví a tener
mareos y nuevamente tengo la esperanza de poder continuar con el proyecto.
El lunes volveré a subir a dormir al Collado y el martes caminaré hasta
nuestro Campamento 2 a 7,700m pero por lo pronto voy a disfrutar de un día y
medio de descanso.

Día 2 en ABC

Al día siguiente a la muerte del alpinista de Hungría, un grupo de seis
sherpas subieron a tratar de buscar el cuerpo y bajaron a la grieta. Todavía
existía peligro de que se desprendieran más bloques por lo que la búsqueda
fue suspendida.
La persona que sobrevivió, que también se llama David, se quedó con la tarea
de informar a la familia. Llevaban once años escalando juntos y ya sabía que
si le ocurría algo, David tenía que tratar de informar primero al hermano
del fallecido y este a su vez informaría a la esposa y dos hijos. Estuvo
intentando todo el día contactarlo y únicamente tenía respuesta del buzón de
voz de su celular. Ya después de la cena, estando en nuestra carpa comedor,
marcó por el teléfono satelital a la esposa del accidentado y ella ya se
había enterado una hora antes de lo que había sucedido. Espero nunca tener
que hacer una llamada de estas.
Otra cosa que sucedió, que todavía me cuesta trabajo entender cómo es
posible que alguien haga algo así, es que los dos húngaros tenían un
compañero en Katmandú. La tarde del día del accidente, el compañero de
Katmandú estuvo recibiendo mensajes en su celular de alguien que decía haber
sido contactado por la persona que murió en la grieta, y que le había dicho
que estaba lastimado pero vivo y que necesitaba ayuda. Esto es imposible ya
que el fallecido no traía consigo radio ni teléfono satelital o celular y
fue aplastado en un instante por decenas de toneladas de hielo. Es de las
peores bromas que he escuchado.
Todo esto lo cuento porque es parte de la realidad de la escalada y aunque
tratamos de minimizar los riesgos, siempre queda algo de peligro. Ya he
pasado dos días en el ABC y mañana estaré tratando de subir a dormir al
Collado Norte. Espero no tener problemas.

De regreso en ABC

Después de la forma en la que abandoné el ABC hace una semana, en ese
momento no me hubiera imaginado que iba a regresar. El 27 por la mañana,
habiendo dormido perfectamente la noche anterior, dejé el Campamento
Intermedio y me dispuse a caminar hacia el ABC con la misma tranquilidad con
que lo hice el día anterior. Al poco tiempo de haber iniciado la marcha, me
crucé con un grupo de Sherpas que descendían muy rápido y entre tres de
ellos iban cargando una camilla y una persona dentro de un sleeping bag. En
ese momento no pude saber quién era y si estaba vivo pero después me enteré
de que era un Sherpa con apendicitis que tenía que ser atendido de
inmediato. Un recordatorio más de lo aislados que estamos y de las
consecuencias que puede tener alguna complicación aquí arriba.
Durante el camino estuvo nevando la mayor parte del tiempo, salió nuevamente
el sol y volvió a nevar. Fue un gran día para caminar hacia el ABC.
Alrededor de medio día alcancé a ver las primeras tiendas de campaña y poco
después me encontraba nuevamente en el campamento que me vio salir tan de
prisa.
Llegué para enterarme de una noticia terrible. El día anterior, un alpinista
de Hungría perdió la vida bajando del Collado Norte cuando grandes bloques
de hielo del tamaño de casas se desprendieron y lo arrastraron hasta una
grieta. Su compañero, mi tocayo David, se quedó colgando dentro de la grieta
durante media hora, salvado por la cuerda.
Anteriormente comenté que estaba escalando con la compañía Asian Trekking.
Estos tienen dos tipos de servicios: hasta el ABC y servicios para toda la
montaña. Estos últimos son los que yo contraté. Los alpinistas de Hungría
también venían con Asian Trekking pero con servicios hasta ABC, siendo
responsables de todo a partir de ahí. La noticia nos golpeó a todos, sobre
todo porque estaban escalando con todo el equipo de seguridad y haciendo las
cosas de una manera correcta. Fue simplemente estar en el lugar equivocado
en el momento equivocado. Por más que buscaron, los Sherpas no pudieron
encontrar el cuerpo en la grieta.
A la persona que murió no la conocía pero sí conocía a David. Mañana
platicaré lo que le ocurrió el día después del accidente.
Por lo pronto pasé mi primera noche bien en el ABC y después de un par de
días de descanso y aclimatación subiré a dormir al Collado Norte.

De nuevo en el Campamento Intermedio

Tan solo escribo una breve nota desde el Campamento Intermedio a 5,800m para
compartir que me encuentro en buen estado y aunque durante el ascenso sentí
que en algunos momentos quería regresar el vértigo, pude controlarlo
respirando y relajándome. Subí lo más despacio posible pero al parecer era
justo lo que tenía que hacer.
Si paso una buena noche, mañana estaré caminando nuevamente hasta el ABC.
Por lo pronto estoy feliz de estar subiendo nuevamente.

Doctor Tibetano

Regresando al campamento base, me dediqué a buscar a un doctor que pudiera
revisarme. Los pocos que normalmente se encuentran aquí habían subido al ABC
y todos a quienes preguntaba me sugerían que fuera a ver al doctor en
Rongbuk, el monasterio. Cuando pensé en un doctor tibetano, la primera
imagen que tuve fue de un señor mayor, sentado en el piso de un cuarto
oscuro, con anaqueles en las paredes llenos de frascos con hierbas, animales
disecados y cosas raras. Sin embargo, no tenía otra opción por el momento.
Para la mañana siguiente, ya se me había quitado completamente la sensación
de vértigo pero no quise forzarme a caminar hasta el monasterio por lo que
pagué 50 yuanes para que un autobús de turistas nos dejara a mí y a Fur
Gyalzen Sherpa en las carpas del "Hotel California". Ahí, tuvimos que buscar
otro transporte hasta el monasterio y conseguimos que nos llevara a los dos
un tibetano en una motoneta. Primero, pensé que iba a dar dos viajes para
llevarnos a cada uno, pero cuando ya me encontraba arriba, con el tibetano
manejando, se subió Fur Gyalzen y arrancamos por el camino de terracería.
Llegué al monasterio preparado para la consulta que ya me había imaginado.
Fur Gyalzen le preguntó a una monja que pasaba en dónde podíamos encontrar
al doctor. Se nos quedó viendo y nos pidió que la siguiéramos. Al fondo del
pasillo, la monja abrió una puerta y al entrar vi una enfermería
perfectamente limpia con todo tipo de medicamentos de laboratorio,
frasquitos con medicinas para inyectar, jeringas y una mesa de exploración.
Esa fue mi primera sorpresa. La monja me indicó que me sentara y me dispuse
a esperar al doctor mientras ella y Fur Gyalzen hablaban en tibetano y me
señalaban de vez en cuando. De uno de los cajones, la monja sacó uno de
estos aparatos digitales que miden la presión de la sangre, los que se
inflan y se desinflan solos. Mi presión era de 147 / 93 y a través de Fur
Gyalzen la monja me explicó que al pasar mucho tiempo en las montañas, se
genera mayor cantidad de glóbulos rojos, lo que hace que la sangre sea más
espesa y la presión mayor. Todo estaba bien, pero seguía aguardando la
llegada del tan esperado doctor tibetano.
Siguieron hablando Fur Gyalzen y la monja durante otro rato hasta que, de
otro cajón, ella sacó unos sobrecitos de medicinas con nombres en Chino, me
dijo que me tomara uno con cada alimento y que serían 16 yuanes
(aproximadamente 30 pesos) por la consulta y las medicinas. No lo podía
creer. Por los prejuicios que habían pasado por mi mente nunca me imaginé
que la monja sería la doctora, así como tampoco me había esperado un cuarto
limpio y con medicamentos de marca. La doctora me pidió que esperara algunos
días antes de volver a subir al ABC y se despidió con una sonrisa.

Un descenso forzado al Campamento Base Norte

El plan para el día era subir desde ABC hasta el Collado Norte y regresar a
dormir a ABC. El viento comenzó a ser más intenso alrededor de las dos de la
mañana y fue en aumento durante toda la noche. Lo sé porque no pude dormir
ni un minuto. En vez de comenzar a escalar a las siete de la mañana como lo
tenía planeado le indiqué a Fur Gyalzen, mi sherpa, que esperaríamos una
hora más para ver si bajaba un poco el viento. Eran las ocho y media y no
había cambio por lo que modifiqué el plan para escalar hasta que el viento
comenzara a ser peligroso y en ese momento nos daríamos la vuelta. Pudimos
subir hasta la pared del Collado Norte pero ahí la fuerza del viento nos
obligó a regresar.
Sin embargo, mis problemas tan solo comenzaban. Cerca de ABC noté que aunque
iba caminando con mucho equilibrio y coordinación me encontraba como mareado
y percibía todo distante. De regreso en el campamento tomé mi oxímetro
(pequeño aparato que sirve para medir la saturación de oxígeno en la sangre
y la frecuencia cardiaca) y me refugié del viento en la carpa comedor. El
"mareo" iba en aumento aunque mi saturación de oxígeno era normal para esa
altura.
Uno de los peligros más grandes que enfrentamos los alpinistas es el Edema
Cerebral. Esto consiste en un aumento en el líquido entre el cráneo y el
cerebro, lo que pone presión en este último. Los síntomas son
desorientación, mareo, nauseas, dificultad para hablar, dolor de cabeza y
falta de coordinación (como una noche de fiesta con los muéganos). Si no se
atiende de inmediato, después de unas horas la persona que sufre de esto
pierde el conocimiento y muere. La mejor solución para el Edema Cerebral es
descender de inmediato.
En mi caso, lo que sentía era una forma de mareo en la que no había perdido
el equilibrio, pero percibía todo como si no fuera real y lo estuviera
viendo en una película. No tenía nauseas, hablaba en inglés, español y algo
de nepalí, no tenía dolor de cabeza y hasta hice malabares con tres piedras
para probar mi coordinación (me salió tan bien a 6,400m de altura que ni del
Cirque de Soleil lo harían mejor). Sin embargo, ante la duda decidí bajar de
inmediato del ABC al Campamento Base Norte.
Manuel Sanjuan, un compañero puso lo indispensable que necesitaría en una
mochila y de inmediato salí con Fur Gyalzen camino al Campamento Base.
Recorrimos cerca de 20 kilómetros en menos de cinco horas impulsado por la
necesidad de perder la mayor altura posible en el menor tiempo. Durante todo
el camino seguí con esa visión rara entre mareo y falta de realidad pero con
la coordinación al 100%.
Cerca de las cuatro de la tarde regresé al Campamento Base Norte pero la
sensación se quedó hasta la noche. ¿Qué me pasó? Definitivamente no fue
Edema Cerebral. Creo que en este caso ganó la prudencia y reaccioné ante lo
que pensé que podría ser el peor escenario. Desde hace seis años tengo
episodios de vértigo que me ocurren un par de veces por año y algunas
ocasiones he tenido que dejar de manejar por lo intenso de la sensación.
Creo que esto es lo que me sucedió. Tendré que esperar varios días en el
Campamento Base para ver que no me vuelva a ocurrir y entonces tomaré la
decisión si podré volver a subir para continuar el ascenso. Mañana estaré
visitando a un doctor para escuchar su opinión.

Día de celebración - Puja

Esta es la cuarta vez que me toca participar en una ceremonia de Puja (se
pronuncia como cuya) y siempre me había costado trabajo describir lo que
esta representa. Ahora, creo que tengo la palabra adecuada. Es una
celebración. Más que una ceremonia budista o espiritual, algo sombrío, se
trata de celebrar que estamos vivos, frente a una montaña majestuosa, con
las ganas, la actitud y (para algunos) la salud para intentar subir la
montaña. En vez de quedarnos en silencio escuchando al Lama, los Sherpas y
nosotros platicamos y permanentemente durante la Puja están circulando
galletas, chocolates, cerveza y Coca-Cola.
Al final lanzamos al aire el Tsampa o harina de cebada y lo que nos queda en
las manos nos lo ponemos uno a otro en los cachetes como si fuera una barba
blanca, deseándonos que vivamos hasta viejos. Terminando, los Sherpas cantan
y todos bailamos abrazados de los hombros. Como resultado de la Puja,
quedará durante toda la expedición un altar de piedra con cientos de
banderas de oración de color rojo, azul, verde, amarillo y blanco y que
contrastarán todos los días con el blanco y negro del hielo y las piedras de
las montañas.
¿No suena más a una fiesta o celebración? Parecería que sirve más para
recordarnos del privilegio que tenemos de estar vivos, aprovechar cada día
al máximo y hacer lo mejor de nuestras vidas.