De camino a la NASA para ver el despegue del cohete SpaceX CRS-7

En estos últimos diez años he vivido todo tipo de experiencias y aventuras en su mayoría relacionadas con retos deportivos. Pero en esta ocasión tengo la oportunidad de vivir una completamente diferente, que tiene que ver con uno de los temas que más me emocionan: la exploración espacial. Voy de camino a Florida, al Centro Espacial Kennedy de la NASA, para cubrir en redes sociales el lanzamiento del cohete SpaceX CRS-7 programado para el domingo 28 de Junio. Es un evento de tres días en los que estaremos haciendo recorridos por las instalaciones del centro espacial y visitaremos el cohete en la plataforma de lanzamiento el mismo día del despegue. Sin duda va a ser una experiencia diferente.
Cohetes antiguos en el Centro Espacial Kennedy

Mi interés por el espacio y la exploración espacial va décadas atrás. El primer libro que escogí y compré (no de los que le regalan a uno de niño) fue uno bastante técnico sobre desempeño aerodinámico y mecánica de fluidos. Tenia 10 años y, aunque no lograba a entender las fórmulas y cálculos, despertaba en mi aún más curiosidad. Creciendo, me gustaba todo lo relacionado con la astronomía, cohetes y naves espaciales. Construía y lanzaba mis propios cohetes y mi libro favorito era un “Manual de Operación” del Transbordador Espacial que describía la función de cada uno de los botones de la cabina de esa nave. Mi museo favorito: el del Aire y del Espacio en Washington D.C. Nunca me ha dado por pedir ni juntar autógrafos pero los únicos que tengo son dos fotografías firmadas. La primera está firmada por Buzz Aldrin (astronauta del Apollo 11 que pisó la luna después de Neil Armstrong) y la otra está firmada por  Werner Von Braun quién fue un ingeniero alemán que después de la segunda guerra mundial trabajó para la NASA y que diseñó los cohetes que llegaron a la Luna. Esas son de las pocas cosas materiales que realmente atesoro. También tengo de recuerdo un pedazo de la cerámica que servía de aislamiento en el fuselaje del Transbordador Espacial. Aunque me hubiera gustado estudiar ingeniería aeroespacial y trabajar en ese campo, la vida había trazado otro camino para mi.

Flotando sin gravedad
Ya en épocas más recientes he tenido oportunidad de vivir dos experiencias relacionadas con la exploración espacial. La primera fue en 2009 cuando vi el último despegue de noche del transbordador espacial, la misión STS-128. El lanzamiento fue retrasado durante cinco días y al final valió la pena la espera al ver como en la noche todo el cielo se iluminaba mientras el cohete dejaba la tierra. La segunda ocurrió un año y medio después cuando realicé un vuelo en un avión Boeing 727 modificado en el que, a través de parábolas en las que el avión se iba a pique y posteriormente subía rápidamente, se lograban momentos de microgravedad como la hay en el espacio. Es imposible describir la emoción de estar flotando dentro de una aeronave.

STS-128 antes del despegue

El despegue. ¡Era media noche!

La misión CRS-7 (Commercial Resupply Services) tiene como objetivo principal llevar provisiones a los astronautas en la Estación Espacial Internacional que incluye experimentos científicos, equipos para mantener a la tripulación durante su estancia y alimentos, entre otros. Pero esta misión tiene un elemento que la hace especial. Será el tercer intento por recuperar la primera fase del cohete, intentando que aterrice de manera vertical sobre una barcaza en el océano atlántico pocos minutos después del despegue. Space X piensa que en esta ocasión lo logrará.

El despegue está programado a las 10:21am hora del este de los Estados Unidos, 9:21 hora del centro de México. Seguiré compartiendo a través de las redes sociales la experiencia de experimentar un lanzamiento como lo vive la prensa. Serán tres días emocionantes.


Twitter: @davidliano