Comencé a viajar solo cuando tenía
14 años. Durante las siguientes dos décadas
he tenido el privilegio de viajar a los lugares más
remotos del planeta y de vivir aventuras y experiencias que pocas personas han
tenido la oportunidad de sentir. Pero puedo decir sin dudarlo que el haber
recorrido el Camino de Santiago hace unas semanas es una de las más
enriquecedoras de todas.
"Camino de
Santiago" es el nombre que se le da a varias rutas de peregrinos en
Europa que convergen en Santiago de Compostela, en Galicia, al noroeste de
España. Existe un Camino Portugués,
que va desde Lisboa y otros que inician del oeste de España, pero el más
recorrido es el Camino Francés. Es el que yo decidí andar. El motivo de que la peregrinación
termine en esa ciudad es que la tradición
católica considera que los restos del apóstol
Santiago (en inglés St. James y en francés
St. Jean, pero todos vienen del hebreo San Ya'akov) fueron llevados a la Península Ibérica tras su muerte y depositados en Santiago de Compostela. Esta peregrinación
se realiza desde la Edad Media, con la creencia de que se obtendrían
indulgencias al completar el camino. El punto de inicio del Camino Francés
no está bien
definido. Hay unos pocos valientes que lo hacen desde Paris, otros desde
Burdeos y algunos desde St. Jean Pied de Port (más
de 800 km por recorrer) en los Pirineos. La mayoría
de las personas que recorre el Camino Francés
lo hace desde Roncesvalles, en Navarra, pero la tradición
señala que para que se tengan los méritos
y se considere una peregrinación se deben
recorrer por lo menos 100km a pie o a caballo o 200km en bicicleta. En la Edad
Media el Camino implicaba muchos riesgos de asaltos y de sufrir enfermedades y
los Reyes Católicos se dedicaron a
construir un sistema de hospitales para recibir a los viajeros durante su
peregrinación. Ahora, hay un sistema de
hostales municipales, parroquiales y privados que reciben a los peregrinos por
algunos Euros y los más de 800km del Camino Francés
están divididos en 34 etapas en las que se camina al día
24km en promedio. Sumándole algunos días
de descanso, el tiempo que normalmente se lleva recorrer el Camino Francés
es de unas 6 semanas. Los peregrinos inician su camino cualquier día del año pero por razones obvias hay mucha más gente recorriéndolo durante el verano.
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Amanecer sobre el Océano Atlántico |
En 2004 mis papás recorrieron el Camino de Santiago en bicicleta iniciando en Roncesvalles y desde
entonces me nació el
deseo de poderlo recorrer algún día
a pie. Lo atractivo para mi no era la parte religiosa-espiritual, ya que no
sigo esa religión ni ninguna otra. Era más bien el
caminar durante semanas y disfrutando de paisajes maravillosos. Digamos que lo
veía como una forma de terapia, una manera de regresar a lo más
básico: caminar. Por varios motivos, fueron pasando los años
y este viaje se quedó guardado
en el cajón de los proyectos por
realizar. Pero nunca lo olvidé por completo y
por eso leí varios
libros con relatos de personas que lo recorrieron. Hace dos años
compré mi
guía con toda la información
de cada etapa del Camino Francés (la
recomiendo ampliamente http://amzn.com/1844096246).
Fue hasta finales de marzo de este año que por
fin me decidí a
poner una fecha de salida e inicié
con los últimos preparativos. Compré mi boleto de avión, el de tren
e hice una sola reservación para un albergue en el
punto de inicio porque el espacio suele ser limitado. Hice una lista de las
cosas que consideraba que me eran
esenciales ya que todo lo tendría que
cargar durante los cientos de kilómetros
dentro de mi mochila. Con mucha emoción
y aún más incertidumbre me subí al avión en el que dejaba México
con rumbo a Paris. Llegué al
aeropuerto Charles de Gaulle muy temprano el 15 de Abril y tras una breve
espera de menos de dos horas tomé
un tren rápido desde ese mismo
aeropuerto con destino a Burdeos. Ahí
cambié de
tren para dirigirme a Bayonne, que queda muy cerca de Biarritz. Bajando del
tren me di cuenta que la gente que esperaba en la estación
no eran los típicos turistas. Eran
peregrinos con mochilas y bastones, gente de todas las edades listos para
iniciar la aventura-peregrinación (después
pude ver que la mayoría de la gente recorriendo el
camino de Santiago eran personas de 20 a 35 años
y de 55 en adelante). Debido a fuertes lluvias de días
anteriores las vías de tren hacia St. Jean
Pied de Port estaban cubiertas por aludes y tuve que hacer la última parte del trayecto en
autobús. En menos de 24 horas
recorrí 9,000km
en avión, 800km en tren y 50km en
autobús. Un buen inicio.
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Aeropuerto Charles de Gaulle, Paris |
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Aeropuerto Charles de Gaulle, Paris |
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Estación de trenes en el aeropuerto Charles de Gaulle, Paris |
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El tren a Burdeos |
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Estación de tren en Burdeos |
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Marca de la ruta en St. Jean Pied de Port |
St. Jean Pied de Port es un
pequeño pueblo medieval en los
Pirineos. Su nombre en español literalmente quiere decir
san Juan al pie del paso, refiriéndose al
paso entre las montañas. Caminé desde la parada de autobús
hasta el Albergue en el que había
reservado mi lugar para pasar la noche y dejé mi mochila. Ya era tarde y me dirigí a la oficina de peregrinos. En una larga mesa habían
cinco voluntarios, "amigos" del Camino de Santiago, que recibían
a los peregrinos. Al llegar mi turno, me dirigieron con uno de los voluntarios
que me pidió que
llenara un breve formato con mi nombre, ciudadanía
y motivo por el que recorrería el camino. De las tres
opciones, religioso, cultural o deportivo, marqué las dos últimas. La señora
sacó una
Credencial, una larga hoja doblada como acordeón
que me identificaría como peregrino y me daría
acceso a los albergues en la ruta. En ella iría
acumulando sellos de los lugares donde pasara y en Santiago la mostraría
como prueba de mi recorrido para obtener la Compostela o certificado. Llenó mis datos en la credencial y me puso mi primer sello,
escribiendo a mano la fecha y su firma. También
me pidió un
donativo de 2€. Junto con la credencial me
entregó una
vieira (concha) que sirve para identificar a los peregrinos y que posteriormente
coloqué en
mi mochila. Estas vieiras abundan en Galicia y antiguamente las personas que
llegaban hasta Santiago de Compostela se las llevaban de regreso como símbolo
de su peregrinación. La imagen de la vieira se ha convertido en el símbolo del camino y es usada para marcar la ruta. Finalmente, la voluntaria
me dijo que el camino por los Pirineos llega a ser peligroso por las
nevadas y lluvia, y por las tormentas en primavera que han hecho que muchos
peregrinos mueran antes de cumplir la primera etapa. Pero también
me dijo que tenía mucha suerte ya que en los siguientes días no se esperaba nada de
precipitación y cielo estaría completamente
despejado. Sin duda un gran inicio. Le agradecí su ayuda y antes de salir de la oficina me dijo las dos
palabras que llegaría a escuchar y a decir
decenas de veces cada día: ¡Buen
Camino!
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Calle principal de St. Jean Pied de Port |
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Mapa de la parte inicial del Camino Francés |
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Atardecer en St. Jean Pied de Port |
Cené algo muy ligero y empecé a sentir el cansancio acumulado del viaje desde México. Cuando regresé al albergue, las otras nueve camas de la habitación ya estaban
ocupadas y me dormí en cuanto mi cabeza
tocó la almohada. A la mañana siguiente me
despertó el ruido de las otras personas preparándose para partir.
Eran las seis y media de la madrugada. Guardé mis cosas en la
mochila y bajé al pequeño comedor del
albergue donde nos ofrecieron café y pan. Salí a la calle cuando el sol aún no había salido por el
horizonte pero el cielo estaba aclarando. Se sentía frío, tal vez unos 6 u
8 grados aunque una buena temperatura para caminar. Era 16 de Abril y comenzaba
el Camino de Santiago.
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16 de Abril, 7:00am |