12 y 13 de Septiembre. Más sorpresas, buen viento y primer análisis (no tan bueno)
(En caso de responder, favor de hacerlo en un correo por separado, sin el contenido original)
Parecía difícil poder mejorar el espectáculo de tantos y tantos delfines saltando alrededor de nosotros pero ayer en la mañana tuvimos otro encuentro que seguramente será único en nuestras vidas. El viento había cambiado y ahora soplaba del NO por lo que navegábamos con facilidad pero muy despacio. Durante el resto del día habría aumentado. Alrededor de las nueva de la mañana me encontraba leyendo con Ricardo en la cubierta del Champ cuando sin ningún aviso hubo un muy fuerte ruido en el agua a pocos metros de la popa del Champ. Estando completamente desprevenidos, nos sobresaltamos y al voltear ¡nos encontramos con una enorme ballena (creo que eran ballenas jorobadas) que salía del agua y se volvía a sumergir! Unos metros a su izquierda, otra ballena estaba saliendo del agua, soltando aire, y sumergiéndose. No dábamos crédito a lo que veíamos. Cuando estaban abajo del agua sólo se alcanzaban a ver sus aletas laterales que son de un color casi blanco. Volvieron a salir del agua, exhalar, inhalar y sumergirse, sacando su enorme cola antes de hacerlo.
Hace un poco más de un año, navegando por esta zona, nos tocó ver muy a lo lejos grupos de ballenas que salían a respirar unas tres o cuatro veces y se sumergían sin regresar. Estas salían una y otra vez, atrás del Champ, a un lado, al otro, a veces sólo sacaban la cara como para vernos y otras se sumergían muy profundo. Una de ellas se sintió muy confiada y trató de cruzar por la proa pero no alcanzó a librarla y nos empujó ligeramente hacia un lado. Estábamos tan cerca que alcanzábamos a ver todas las marcas en la piel y las incrustaciones que se les hacen y nos llegaba el olor de lo que exhalaban. La misma que llegó a tocar el barco se dedicó también a salir a la superficie, girar y quedar con la panza hacia arriba y volverse a sumergir. Todo esto una y otra vez a no más de cinco metros de distancia. En la primera oportunidad compartiré fotos y videos de este encuentro inolvidable. Tras casi dos horas de acompañarnos, se sumergieron y desaparecieron. Sólo hubo una tragedia en todo este proceso, el celular de Ricardo. Estuvo usándolo para sacarles foto y video, y en una ocasión se lo colocó en la bolsa de la chamarra, giró y este cayó al mar. Hasta siempre, iPhone.
Los vientos fueron tan constantes y la dirección tan consistente que llevamos casi 24 horas sin hacer cambios de velas. Para ponerlo en perspectiva, en días anteriores habíamos estado haciendo entre 6 y 10 cambios para navegar de la forma más eficiente. Otra cosa que también ha cambiado hoy es que por primera vez en una semana el día está despejado y tenemos sol. El cielo había estado permanentemente nublado y se aprecia mucho ver el azul. También el mar cambió de un tono gris a un azul profundo y, pues, marino.
Este viaje desde Seattle hasta Acapulco tiene un doble objetivo. Primero, llevar al Champ al puerto desde donde tengo planeado iniciar y terminar la circunnavegación. Segundo, asegurarme de que todo esté funcionando bien para no tener sorpresas durante el viaje grande. Después de todos estos días navegando me he ido encontrando con algunas cosas que no me gustan y que indispensablemente tendrán que ser modificadas. Algunas de ellas llevarán no más de unas horas pero otras pudieran llegar a ser proyectos que duren semanas:
-Arreglar la veleta de dirección que fue fuertemente dañada en la tormenta y necesita soldadura en varios puntos. Después tendrá que ser probada.
-Carga insuficiente del generador de electricidad a través de viento
-Mala posición de los paneles solares que seguramente requerirán ser colocados en una estructura por separado y agregar un par de paneles más por carga insuficiente.
-Sustituir la estructura de la cabina por una que sea rígida que aguante vientos fuertes. Durante la tormenta, retiré los paneles frontales de la que tiene ahora el Champ pero los paneles laterales sufrieron daños.
-Sellar perfectamente el área de la escalera de entrada a la cabina del Champ ya que cuando rompieron algunas olas encima o cerca entraba bastante agua.
Por otro lado tengo una fecha límite para salir a la circunnavegación para encontrar las condiciones más favorables para rodear Cabo de Hornos y navegar por los mares del sur. Es una ecuación que estaré trabajando en los siguientes días en el mar. Por lo pronto hemos navegado 1,034 millas náuticas y nos faltan aproximadamente 1,759 por recorrer.
Parecía difícil poder mejorar el espectáculo de tantos y tantos delfines saltando alrededor de nosotros pero ayer en la mañana tuvimos otro encuentro que seguramente será único en nuestras vidas. El viento había cambiado y ahora soplaba del NO por lo que navegábamos con facilidad pero muy despacio. Durante el resto del día habría aumentado. Alrededor de las nueva de la mañana me encontraba leyendo con Ricardo en la cubierta del Champ cuando sin ningún aviso hubo un muy fuerte ruido en el agua a pocos metros de la popa del Champ. Estando completamente desprevenidos, nos sobresaltamos y al voltear ¡nos encontramos con una enorme ballena (creo que eran ballenas jorobadas) que salía del agua y se volvía a sumergir! Unos metros a su izquierda, otra ballena estaba saliendo del agua, soltando aire, y sumergiéndose. No dábamos crédito a lo que veíamos. Cuando estaban abajo del agua sólo se alcanzaban a ver sus aletas laterales que son de un color casi blanco. Volvieron a salir del agua, exhalar, inhalar y sumergirse, sacando su enorme cola antes de hacerlo.
Hace un poco más de un año, navegando por esta zona, nos tocó ver muy a lo lejos grupos de ballenas que salían a respirar unas tres o cuatro veces y se sumergían sin regresar. Estas salían una y otra vez, atrás del Champ, a un lado, al otro, a veces sólo sacaban la cara como para vernos y otras se sumergían muy profundo. Una de ellas se sintió muy confiada y trató de cruzar por la proa pero no alcanzó a librarla y nos empujó ligeramente hacia un lado. Estábamos tan cerca que alcanzábamos a ver todas las marcas en la piel y las incrustaciones que se les hacen y nos llegaba el olor de lo que exhalaban. La misma que llegó a tocar el barco se dedicó también a salir a la superficie, girar y quedar con la panza hacia arriba y volverse a sumergir. Todo esto una y otra vez a no más de cinco metros de distancia. En la primera oportunidad compartiré fotos y videos de este encuentro inolvidable. Tras casi dos horas de acompañarnos, se sumergieron y desaparecieron. Sólo hubo una tragedia en todo este proceso, el celular de Ricardo. Estuvo usándolo para sacarles foto y video, y en una ocasión se lo colocó en la bolsa de la chamarra, giró y este cayó al mar. Hasta siempre, iPhone.
Los vientos fueron tan constantes y la dirección tan consistente que llevamos casi 24 horas sin hacer cambios de velas. Para ponerlo en perspectiva, en días anteriores habíamos estado haciendo entre 6 y 10 cambios para navegar de la forma más eficiente. Otra cosa que también ha cambiado hoy es que por primera vez en una semana el día está despejado y tenemos sol. El cielo había estado permanentemente nublado y se aprecia mucho ver el azul. También el mar cambió de un tono gris a un azul profundo y, pues, marino.
Este viaje desde Seattle hasta Acapulco tiene un doble objetivo. Primero, llevar al Champ al puerto desde donde tengo planeado iniciar y terminar la circunnavegación. Segundo, asegurarme de que todo esté funcionando bien para no tener sorpresas durante el viaje grande. Después de todos estos días navegando me he ido encontrando con algunas cosas que no me gustan y que indispensablemente tendrán que ser modificadas. Algunas de ellas llevarán no más de unas horas pero otras pudieran llegar a ser proyectos que duren semanas:
-Arreglar la veleta de dirección que fue fuertemente dañada en la tormenta y necesita soldadura en varios puntos. Después tendrá que ser probada.
-Carga insuficiente del generador de electricidad a través de viento
-Mala posición de los paneles solares que seguramente requerirán ser colocados en una estructura por separado y agregar un par de paneles más por carga insuficiente.
-Sustituir la estructura de la cabina por una que sea rígida que aguante vientos fuertes. Durante la tormenta, retiré los paneles frontales de la que tiene ahora el Champ pero los paneles laterales sufrieron daños.
-Sellar perfectamente el área de la escalera de entrada a la cabina del Champ ya que cuando rompieron algunas olas encima o cerca entraba bastante agua.
Por otro lado tengo una fecha límite para salir a la circunnavegación para encontrar las condiciones más favorables para rodear Cabo de Hornos y navegar por los mares del sur. Es una ecuación que estaré trabajando en los siguientes días en el mar. Por lo pronto hemos navegado 1,034 millas náuticas y nos faltan aproximadamente 1,759 por recorrer.