Desde que obtuve la certificación de
veleo avanzada, he continuado con mis planes y preparando el velero para la
carrera a Hawái este verano. Un requisito para poder participar en el
Singlehanded Transpac (en la carrera iré solo de San Francisco a Hawái) es el
realizar un crucero de 400 millas náuticas (unos 750 kilómetros), a pura vela y
solo, y alejándonos unas 100 millas de la costa. Esto lo completé durante
semana santa y pasé algunos momentos complicados debido a que me encontré con una
gran cantidad de tráfico marítimo de barcos de carga, petroleros y pesqueros,
día y noche.
Una vez completado esto, el siguiente
paso era llevar el velero de Seattle hasta San Francisco desde donde iniciará
la carrera a finales de Junio. El plan era navegar durante dos días desde
Seattle para salir del Puget Sound y el Estrecho de Juan de Fuca y hacer un par
de paradas en el camino. Luego, ya en el Océano Pacífico continuar sin parar
hasta San Francisco. Calculamos que este viaje nos debería de llevar una semana
y recorreríamos aproximadamente 1,500 kilómetros. Inicialmente, este viaje lo
había planeado para realizarlo con Roberto, mi tío, y Ricardo, mi papá. Algunos
días antes de salir, Roberto nos avisó que no podría acompañarnos y decidimos
Ricardo y yo continuar con los planes. Fijamos la fecha de salida para el
domingo 13 de Mayo.
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Saliendo de la marina en Seattle |
Volamos a Seattle el 11 de Mayo y el
siguiente día lo usamos para comprar provisiones para el viaje y preparar el Champ.
Mientras revisábamos los sistemas, nos dimos cuenta que la bomba de achique
automática que se encarga de vaciar rápidamente la sentina (la parte más baja
del velero donde se acumula el agua que se puede meter) no estaba funcionando.
El velero tiene otra bomba manual, pero no me sentía a gusto saliendo a mar abierto
sin este importante sistema. Conseguimos una bomba de repuesto y dejé la
instalación para la primera parada que hiciéramos.
Muy temprano el domingo 13 llegamos a la
marina e hicimos una última revisión del Champ. Nos aseguramos de que por
dentro todo estuviera sujetado y asegurado para que no pudiera salir disparado
en caso de que hubiera oleaje fuerte o de que se inclinara mucho el velero.
Ricardo ocupó el camarote de proa y yo me instalé en el de popa. Luego,
aproximadamente a las 9:30am encendimos el motor, soltamos las amarras y
partimos. Era un gran día, completamente soleado, cosa que es poco común en una
ciudad como Seattle. También el oleaje era muy tranquilo y la corriente de la
marea nos ayudaba a salir más rápido del Puget Sound. El único problema era que
el viento soplaba desde el norte y esa era justo la dirección a donde queríamos
ir por lo que durante todo ese día usamos el motor.
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El Puget Sound |
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Una boya típica |
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Ricardo, llegando al puerto |
Tuvimos suerte de que el tráfico marítimo fue muy tranquilo ya que en esos estrechos tenemos que compartir el mar con grandes barcos que miden cientos de metros y son muy difíciles de maniobrar. En total ese día recorrimos unos 130 kilómetros y alrededor de las 5 de la tarde llegamos a un puerto llamado Port Angeles. Teníamos reservado un lugar en la marina pero antes de dormir tuve que trabajar durante un rato para remplazar la bomba de achique. Cerca del atardecer, desapareció por completo el viento y el mar se volvió tan tranquilo como una alberca por lo que pasamos una muy buena noche.
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Arreglando la bomba de achique |
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Atardecer en la marina en Port Angeles |