Dos noches en Lobuje para el olvido
Esa primera noche en Lobuje me costó mucho trabajo respirar. Cuando empezaba a quedarme dormido me despertaba con una apnea para meter más aire a mis pulmones. Cuando se sigue un proceso normal de aclimatación el cuerpo se acostumbra poco a poco a la falta de presión y oxígeno. Sin embargo, al subir tan rápido no pude conseguir adaptarme y esa primera noche no pude dormir ni un minuto.
Cuando empezó a amanecer tomé dos decisiones. Primero, no seguiría subiendo hacia el campamento base ese día y dependiendo de cómo me sintiera durante la mañana, pasaría otra noche en Lobuje o bajaría hasta Pheriche. Segundo, comenzaría a tomar Diamox, un medicamento que incrementa la frecuencia respiratoria pero con el efecto secundario que el cuerpo produce el doble o triple de orina.
Para el medio día no había empeorado la situación aunque me quedaba sin aire al hablar o al tratar de caminar rápido. Pensaba que por no haber dormido la noche anterior esa segunda dormiría durante horas y si despertara sintiéndome bien continuaría subiendo hasta el campamento base. Conforme pasaban las horas de la noche sentía la misma sensación de que el oxígeno que respiraba no era suficiente. A la mitad de la noche me empezaron a entrar ideas de que lo que tenía era edema pulmonar aunque nunca llegué a escuchar el burbujeo en los pulmones. La segunda noche no dormí más de una hora y escuché 116 canciones en el ipod.
Sin dudarlo, por la mañana empaqué mis cosas en la mochila y salí caminando en dirección a Pheriche donde se encuentra una de las clínicas del Himalayan Rescue Asociation en donde atienden a pacientes con enfermedades de altura. Pheriche está 700 metros abajo de Lobuje y de inmediato comencé a sentirme mejor. En la clínica me hicieron varios exámenes y cuando la doctora me dijo que no tenía edema pulmonar sonreí por primera vez en dos días. Me pidió que siguiera tomando el Diamox y que volviera a utilizar el inhalador de Salbutamol que me permitió subir al Everest el año pasado.
Ya me siento mucho mejor. Mi plan es pasar la noche en Pheriche y si duermo y me siento bien, subir mañana a Lobuje, Gorak Shep y al campamento base para pasa sólo una noche y regresar a tiempo a mi vuelo de Lukla a Katmandu.
Cuando empezó a amanecer tomé dos decisiones. Primero, no seguiría subiendo hacia el campamento base ese día y dependiendo de cómo me sintiera durante la mañana, pasaría otra noche en Lobuje o bajaría hasta Pheriche. Segundo, comenzaría a tomar Diamox, un medicamento que incrementa la frecuencia respiratoria pero con el efecto secundario que el cuerpo produce el doble o triple de orina.
Para el medio día no había empeorado la situación aunque me quedaba sin aire al hablar o al tratar de caminar rápido. Pensaba que por no haber dormido la noche anterior esa segunda dormiría durante horas y si despertara sintiéndome bien continuaría subiendo hasta el campamento base. Conforme pasaban las horas de la noche sentía la misma sensación de que el oxígeno que respiraba no era suficiente. A la mitad de la noche me empezaron a entrar ideas de que lo que tenía era edema pulmonar aunque nunca llegué a escuchar el burbujeo en los pulmones. La segunda noche no dormí más de una hora y escuché 116 canciones en el ipod.
Sin dudarlo, por la mañana empaqué mis cosas en la mochila y salí caminando en dirección a Pheriche donde se encuentra una de las clínicas del Himalayan Rescue Asociation en donde atienden a pacientes con enfermedades de altura. Pheriche está 700 metros abajo de Lobuje y de inmediato comencé a sentirme mejor. En la clínica me hicieron varios exámenes y cuando la doctora me dijo que no tenía edema pulmonar sonreí por primera vez en dos días. Me pidió que siguiera tomando el Diamox y que volviera a utilizar el inhalador de Salbutamol que me permitió subir al Everest el año pasado.
Ya me siento mucho mejor. Mi plan es pasar la noche en Pheriche y si duermo y me siento bien, subir mañana a Lobuje, Gorak Shep y al campamento base para pasa sólo una noche y regresar a tiempo a mi vuelo de Lukla a Katmandu.