El motivo de no haber continuado

A finales de Abril, cuando viajaba desde la frontera con China hasta
Katmandú, estaba seguro que lo más probable es que tuviera que regresar a
casa. Semanas después era para mí una sorpresa encontrarme en el Campamento
2 del lado Sur del Everest y con la posibilidad de realizar un ascenso a la
cima tanto del Everest como del Lhotse.

Cuando decidí intentar el Doble Ascenso este año, lo que me motivaba
principalmente era el haberme colocado una meta y el hacer todo lo posible
por lograrla. Un plan que desde 2008 estaba persiguiendo y que sentía que
estaba dentro de mis límites físicos, de valentía y de fuerza mental el
realizarlo. Una vez que decidí abandonar el intento por la cara norte como
se ha mencionado anteriormente en este blog, la motivación fue completamente
diferente. He tenido el privilegio de pararme en la cima del Everest en tres
ocasiones anteriores y ante mí mismo y ante terceros, creo que no tengo nada
que demostrar. Estaba seguro que no me iba a hacer más feliz decir que había
subido cuatro veces que tres. Pero sí estaba convencido que el intentar un
nuevo ascenso me dejaría nuevas aventuras y me permitiría vivir de nuevo ese
camino mágico en los Himalayas que lleva hasta la cima de la montaña más
alta del mundo. Conviviría otra vez con los sherpas, vería nuevamente amigos
que año con año están aquí y todo esto es lo que realmente me haría feliz.
Así sucedió.

Mi gran error fue el haberme decidido por el 19 y 20 de Mayo en vez de
haberlo recorrido para un día adelante. El primer intento, cuando comencé a
escalar, sentía como la nieve golpeaba fuertemente mi cara incluso cuando
estaba tapado con el gorro del traje de pluma, una balaclava y la máscara de
oxígeno. También sentía como cuando respiraba, la nieve se colaba por la
válvula de la máscara de oxígeno y me la tragaba al inhalar. Los grupos que
acabaron subiendo ese día tuvieron que abrir una brecha entre la nieve que
les llegaba a veces hasta la cintura. Cuando se trata del clima, soy muy
conservador y fue por eso que decidí regresar al campamento e intentar al
día siguiente. Teníamos tiempo suficiente. El pronóstico indicaba que el
viento disminuiría considerablemente en las siguientes horas y parecía que
el oxígeno nos alcanzaría. Me pareció lógica esta decisión en su momento.

El día del segundo intento me fui preocupando cada vez más al ver la
cantidad de gente que llegaba. Grupo tras grupo se iba instalando en el
Collado Sur y en mi mente iba estimando cuánta gente estaría compartiendo la
misma ruta en la noche. Pensando en que era indispensable salir más temprano
que la noche anterior para pasar gente antes de llegar al balcón decidí
iniciar el ascenso a las 10 de la mañana. Pero para cuando comencé la
escalada, ya había una larga fila de luces frente a nosotros. No nada más
eso, sino que la gente se ponía agresiva cuando la tratábamos de pasar. La
única opción era dejar a un lado la cuerda y escalar sin seguro pero al
reintegrarnos a la cuerda en las partes difíciles, la gente se ponía
agresiva y no nos dejaba regresar.

Durante largos periodos nos quedábamos sin avanzar. De vez en cuando se
escuchaba a algún desesperado gritar (varias veces yo) para que se movieran
o dejaran pasar, pero esto no funcionó. Crecía la sensación de impotencia.
Poco a poco se fueron enfriando mis pies y mis manos y, aunque trataba de
moverlas para calentarme un poco no respondían como en ocasiones anteriores.
Mi circulación ya no es tan buena como antes.

Cada minuto que pasaba asegurado a la cuerda sin moverme crecían en mi mente
varios pensamientos: este no es el Everest que viniste a disfrutar. No es la
montaña que has recorrido con tanto cariño antes. Más que ese lugar místico
y mágico que viniste a buscar, parece más bien un circo, y uno bastante
peligroso. En ese momento me di cuenta que esta experiencia tan maravillosa
de subir el Everest se había convertido para mí en algo sucio y prostituido
y en ese momento decidí descender. Dawa Steven continuó subiendo durante
casi dos horas, dos horas miserables y de más de lo mismo. Finalmente
también decidió volver por los mismos motivos.

No sé si fue la decisión incorrecta o si exageré en ese momento. De lo que
estoy convencido es que tomé la decisión correcta y de ninguna forma me
arrepiento. Tal vez si hubiera sido cualquier otro día hubiera sido una muy
grata experiencia, pero bajo las circunstancias, preferí quedarme con los
recuerdos de mis experiencias anteriores, antes que acabar odiando una
montaña que no me ha dado más que satisfacción en mi vida. Posiblemente sea
muy difícil de entender para otras personas.

Felizmente, el Everest sigue siendo la montaña de mis sueños.

Días 45-52 Campamento Base Nepal

Quisiera empezar diciendo que no logré llegar a la cima del Monte Everest.
Hoy y mañana estaré escribiendo sobre lo ocurrido en estos días desde dos
puntos de vista. El primero será un recuento textual de lo ocurrido desde
que salí del CB hacia la cumbre y de regreso. El segundo será desde el punto
de vista de mis pensamientos, ideas, emociones y demás factores que me
llevaron a tomar las decisiones correspondientes. Este es el primero.

El 15 de Mayo por la tarde tuve una larga llamada telefónica con el
meteorólogo que prepara los pronósticos del clima para la región. Su modelos
mostraban tres días de vientos relativamente moderados, el 19, 20 y 21 de
Mayo, aunque con cierta precipitación elevada para la región. Cuando le hice
la pregunta de cuáles de estos tres días veía como preferibles me dijo que
el 19 y e 20 y en esto basé mis decisiones. Junto conmigo iría Pemba Sherpa
con quien subí el Lhotse en 2008 y Dawa Steven, el dueño de Asian Trekking
(él me alcanzaría directamente en el campamento 4)

Muy temprano el 16 de Mayo, alrededor de las 4 de la mañana, comencé a
escalar por la cascada de hielo rumbo al campamento 2. El ascenso fue fluido
y sin contratiempos y en general mucho más rápido que unos días antes,
disminuyendo mi tiempo de escalada en dos horas. Esa tarde empaqué mi
mochila con los artículos esenciales y dejé cualquier cosa que no fuera a
necesitar más arriba. Dormí poco por la expectativa de lo que podía ocurrir
con mi dolor de cabeza mientras ascendía.

Al día siguiente, el 17 de Mayo a las 6 de la mañana me uní a la larga fila
de personas, sobre todo sherpas, que escalaban hasta el campamento 3.
Afortunadamente la escalada fue sin incidentes pero sin duda se sentía el
fuerte viento que soplaba desde el oeste. Como Pemba y yo éramos las únicas
personas de Asian Trekking en el campamento 3 y teníamos dos tiendas de
campaña, ocupamos cada quien una para darnos espacio. Durante horas estuve
derritiendo hielo en mi pequeña estufa para rehidratarme y para cocinar mi
comida deshidratada. Poco antes del atardecer noté con gran sorpresa que
había desaparecido el dolor de cabeza que tanto me preocupaba. Esa noche me
coloqué mi máscara de oxígeno y dormí con un flujo de un litro por minuto. A
ese flujo, una botella de oxígeno dura alrededor de 16 horas.
Definitivamente tuve el mejor sueño en semanas.

En mi experiencia, una de las claves para tener éxito en el Everest es
llegar lo más temprano posible al Campamento 4 a 7,900 metros de altura para
descansar antes del ascenso final a la cima. Con esto en mente, Pemba y yo
comenzamos a escalar a las 5 de la mañana, mucho antes de que nos alcanzara
el sol. Vestía mi traje de pluma, la ropa más caliente con al que contaba.
Eran muchas las personas en la ruta ese día pero, al igual que el día
anterior, en su mayoría sherpas y escalaban a buena velocidad. Subimos por
la pared de hielo del Lhotse y en la banda amarilla (una formación de roca
que se llama así por su color) el sol ya nos calentaba mientras que el
viento arreciaba conforme se había pronosticado. A medio camino nos alcanzó
Dawa Steven y realicé el resto del recorrido junto con él. Alrededor de las
11 de la mañana llegamos al collado que se forma entre las cimas del Lhotse
y Everest y donde se ubica el campamento 4. El viento era bastante fuerte y
el cielo se empezaba a llenar de nubes. Así continuaría durante toda la
tarde y en cierto momento comenzó a nevar.

En la tienda junto con Dawa derretíamos nieve y en general pasamos el tiempo
hasta la salida esa noche. Habíamos decidido iniciar el ascenso final a la
cima a las 11 de la noche. Dormité lo que pude y escuché música hasta las 10
de la noche cuando empezamos a equiparnos para salir. Increíblemente no
había viento y parecía que el pronóstico se había cumplido. Pero minutos
antes de salir, comenzó a nevar fuertemente y arreció el viento
peligrosamente. Veía una línea de lámparas ascender por la ruta hacia el
Everest aunque las veía con trabajo por la intensa nevada. Después las perdí
definitivamente. Escalamos durante 30 minutos en los que el viento y la
nieve nos golpeaban fuertemente desde el oeste. El riesgo de congelamiento
era alto, mucho más alto que el riesgo que estoy dispuesto a asumir.
Faltaban horas para el amanecer y no había señal de que fueran a mejorar las
condiciones pronto. Antes de que desperdiciáramos más oxígeno. Tomé la
decisión de regresar al campamento e intentar al día siguiente. Teníamos el
tiempo y los recursos necesarios. Rápidamente descendimos y nos refugiamos
en la tienda de campaña. El viento y la nieve no pararon sino hasta las 5 de
la mañana y sobre todo no regresaría en los siguientes días.

Toda la mañana del 20 de Mayo vimos llegar a una gran cantidad de personas.
Estimo que esa noche intentamos el ascenso más de 100 personas. También
tuvimos que conseguir oxígeno adicional ya que usamos una botella y media
más por persona en el primer intento fallido. Poco a poco fueron levantando
nuevas tiendas de campaña alrededor de nosotros y me empezó a preocupar la
cantidad de gente que veía. Ese día comí sólo una vez ya que a esa altura
realmente cuesta trabajo digerir cualquier cosa. Escuchamos que un grupo de
hindús comenzaría esa noche a las 8pm y decidimos adelantar nuestra salida
una hora comparando con la noche anterior. Pasamos las horas en la tienda de
campaña y a las 9 comenzamos a equiparnos nuevamente. Cuando hablo de
equiparnos me refiero a ponernos el traje de pluma, guantes, ponernos las
botas, el arnés, los crampones y la mochila. Una hora nada más para esto.

Cuando salí de mi tienda de campaña noté dos cosas: la primera, que hacía
muy poco viento y las condiciones eran bastante buenas; la segunda, una
larguísima fila de luces que subían hacia la zona del Everest llamada el
Balcón a 8,500 metros de altura. Con más preocupación, iniciamos rápidamente
la escalada, tan rápido como se puede a esa altura y con tan poco oxígeno.
Nos movimos con buena velocidad y la luna nos alumbraba el camino con
bastante intensidad. Después de cerca de una hora y media de haber salido,
alcanzamos a las personas que iban en la retaguardia de la enorme fila.
Volteando para atrás observé que se acercaban unas 30 personas más. Ahí
comenzamos una tortuosa rutina de avanzar unos pasos y detenernos a esperar
por completo porque no había movimiento alguno frente a nosotros. Durante
una hora estuvimos así, llegando a lo ridículo de avanzar dos pasos y
esperar cinco minutos.

Como referencia, en 2008 tardé seis horas y media en llegar del campamento 4
a la cima del Everest. En esta ocasión, tardé cuatro horas en llegar unos
cincuenta metros por debajo del balcón. Algo completamente absurdo. A pesar
de el viento era de unos 30 km/h la temperatura sin el factor de
congelamiento era de unos -25 grados. Trataba de mover los brazos y piernas
para calentarme pero al no movernos, dejaba de generar calor. No había
ninguna señal de que las cosas fueran a mejorar en el futuro próximo y sabía
que eran los hindús los que estaban provocando este peligroso
embotellamiento. Había leído y escuchado que ocurrían estas cosas pero
principalmente debajo de la cumbre sur y en el Escalón de Hilary. Pero
todavía estábamos medio kilómetro debajo de estas secciones. No me quería ni
imaginar lo que sucedería al llegar ahí. Pero la razón principal para
decidir regresar la dejo para mañana. Finalmente, cerca de las dos de la
mañana le avisé a Pemba que nos regresábamos. Me dijo que sí con la cabeza y
en sus ojos vi que entendía el porqué.

Tan sólo una hora más tarde nos encontrábamos de regreso en el último
campamento, sin haber alcanzado la cima por segundo día consecutivo. El
primero por un acto de la naturaleza, el segundo por un asunto humano. Dawa
Steven también desistió del ascenso esa noche y regresó a la tienda de
campaña varias horas después. El había subido por encima del Balcón y había
visto que el embotellamiento era mucho más severo de lo que me había tocado.

En la mañana del 20 de Mayo, sin energía para intentar nuevamente el Everst
o Lhotse, descendí hasta el Campamento 2 donde pasé la noche y al día
siguiente atravesé por última vez la cascada de hielo para llegar al
campamento base. 52 días después de haber iniciado la expedición, la daba
por terminada sin éxito.


Mañana platicaré sobre cómo viví todo esto y el motivo principal que me
llevó a tomar la decisión de descender.

DESCENDIENDO DEL CAMPAMENTO IV

Hoy nos Habló David para informarnos lo siguiente:

 

·         El miércoles pasado a las 10:00 de la noche hora de Nepal, había iniciado el ascenso desde el Campamento IV a 8,016 msnm hacia la cumbre.   Después de ascender por más de tres horas  tuvo que regresarse por problemas serios de clima (vientos muy fuertes y nieve).

·         Al día siguiente y aproximadamente a la misma hora, volvió a intentar el ascenso pero nuevamente tuvo que regresarse, ahora no tanto por problemas de clima , sino por que en la ruta hacia la cima se encontró con varios grupos de escaladores que subían muy, muy lentos y los estaban deteniendo en las zonas donde es imposible rebasarlos. En algunos tramos tuvo que esperarlos hasta 10 minutos totalmente detenido, lo que incrementa el riesgo de congelación ya que al no estar en movimiento el organismo no genera calor y la sangre no circula para calentar las extremidades.

·         Con este proceso de no producir calor interno, empezó a sentir inicio de congelación en los dedos de las manos y los pies, por lo que volvió a regresarse al Campamento IV.

·         Revisó los pronósticos de tiempo para los próximos días;  la corriente de chorro que se encontraba en el norte ya prácticamente estaba en el Everest;  el monzón (temporada de lluvias y  tormentas que se inicia en el Golfo de Bengala) iniciaba y, principalmente,  que la  temporada de calor en las zonas bajas ya se había iniciado lo que hace muy, muy riesgoso cruzar la Cascada de Hielo (Ice Fall) y que como saben es la zona entre el Campamento I y el Campamento Base y es donde está la mayor cantidad y más profundas grietas y se encuentran los trozos de hielo de tamaño de casas y edificios que se vuelven muy inestables y pueden aplastar a los alpinistas.  También, por el calor se multiplican las avalanchas en toda la montaña.

·         Después de analizar lo anterior y tomando en cuenta y que las perspectivas climáticas eran para empeorar, decidió ya no continuar con sus planes de ascenso y tomó la decisión de regresar al Campamento base y, quizá, intentarlo en el futuro

¡Qué decisión tan difícil! ¿Se imaginan teniendo que tomarla nosotros?

Después de lo que ha vivido y sufrido para estar tan cerca de la cumbre: horas y horas entrenando  y sudando diario por meses, gastarte todos tus ahorros, endeudarte, dormir en el suelo por meses,  desveladas, mal  comer, no bañarte en días, caminatas interminables por días, frío, enfermedades, dolor, soledad, estrés, quizá hasta temor, cansancio extremo, muchas canas, etc.

Los que vivimos muy cerca de él sabemos que no requiere ni busca reconocimientos ni publicidad aunque sus éxitos, para nosotros, son increíbles.   Ha logrado muchos records como haber sido el más joven y rápido del mundo en haber logrado escalar la cumbre de la montaña más alta de cada continente (Seven Summits); escalar el Everest y el Lohtse, la primera y la tercera montaña más alta del mundo, respectivamente, en solo cuatro días; en diversas publicaciones se le considera de los alpinistas más fuertes del mundo; ha recibido condecoración del gobierno de Nepal y muchos otros éxitos que por su sencillez no dice.

Hoy después de innumerables ascensos en todos los rincones de este planeta, está vivo, con sus dedos y pies completos y, pensamos, sin secuelas físicas graves por sus ascensos anteriores.

Para nosotros nos despierta sentimientos de amor,  orgullo y admiración por su madurez e inteligencia al tomar la decisión pensando no solo en él sino en nosotros. Se necesita ser “machito”.

Gracias a todos por su incondicional motivación y apoyo a David.

Gracias  “Chiritriqui” (Tres de tréboles) por darnos tantas satisfacciones. Como dices:  “Hasta siempre”.

 

Familia Liaño González

EN CAMPAMENTO IV (8,016 MSNM) Y LISTO PARA LA CUMBRE

David ya se encuentra en el campamento IV a 8,016 msnm, que es el último antes de intentar la cumbre.

En el argot del alpinismo, al superar la barrera de los 8,000 metros de altura se la llama la "Zona de la Muerte" ya que los riesgos se incrementan exponencialmente (falta de oxigeno, vientos huracanados, tormentas de nieve, agotamiento extremo, falta de claridad de pensamiento, poca visibilidad, etc.);  además de los "normales" como las avalanchas, grietas, etc.

El ascenso desde el campamento anterior fue de 853 metros verticales.  Se encontraba bien y ya sin el dolor de cabeza persistente.

En ese momento el viento era no muy fuerte y había poca nieve.   Descansaría algo si fuera posible y empezaría a preparar su equipo para, si las condiciones climáticas lo permitían, iniciar el ascenso a la cumbre del Everest, la montaña más alta del mundo, aproximadamente a las 10:30 pm hora de Nepal.

La jornada de cumbre es muy larga y extenuante ya que para él, que lo considero muy rápido en la montaña, dura aproximadamente de 10 a 15 horas prácticamente sin descanso (el ascenso de 6 a 8 horas y el descenso de 4 a 5 horas).

En caso de lograr la cima, normalmente los escaladores no pueden permanecer en ella mas de 10 minuto por los enormes riesgos de congelación e hipoxia (déficit de oxigeno);  quizá el tiempo mínimo para tomar unas fotos, apreciar brevemente el panorama, que debe ser majestuoso y que solo una minúscula proporción de los seres humanos tiene el privilegio de experimentar parado en esta montaña.

Algunos escaladores dedicarán unos instantes, según sus creencias religiosas, a agradecer a Dios o a la vida, según sea el caso, la oportunidad de estar en ese mágico lugar, enviar pensamientos de amor y agradecimiento a sus seres queridos, otros quizá repasan mentalmente en un instante su vida completa o su periodo de entrenamiento y coordinación de la expedición, etc.

No ha sido nada fácil estar ahí, el precio que pagaron para ello es muy alto.  Algunos pagan con la vida el solo intentarlo.

¿Que misterios se ocultan en la mente y el alma de estos extraordinarios seres?

 

Familia Liaño González

EN CAMPAMENTO III (7,163 MSNM)

David ya se encuentra en el Campamento III.
 
Nos llamó a las 12:50 de la mañana (11:35 am de Nepal).   Salió del Campamento II a las 7:20 de la mañana y arribó al Campamento III a las 10:50 am, por lo que el recorrido lo hizo en tres horas y media.  Para los que no están familiarizados con esto, les comento que a esta altura es un tiempo extraordinario. El ascenso (vertical) fue de 853 metros.
 
Se encontraba sintiéndose muy bien sin una sola ampolla, el único inconveniente es que seguía sintiendo el dolor constante de cabeza pero que no había mas remedio que aguantarse (como dijo: "Esto es de machitos").
 
Hoy dormirá en el Campamento III y mañana temprano hora de Nepal saldrá para el Campamento IV en el Collado Sur (South Col.).
 
El reporte del clima de la zona sugiere para hoy que los alpinistas que estuvieran planeando subir mas allá del campamento II lo reconsideraran ya que se prevé el incremento de vientos por encima del campamento II (todavía sin la corriente de chorro) y también el incremento de nubes y nieve.  El pronóstico de vientos a la altura que se encuentra David es entre 48 a 80 Km. por hora con rachas de vientos mas fuertes.   Creo que, si es que duermen, lo harán incómodos.   Así es la montaña: "Hermosa pero voluble y caprichosa".
 
Si cae mucha nieve, como está pronosticado, mañana será un ascenso difícil y cansado por los vientos tan fuertes pero, principalmente, por que cada paso que se dá el pié se hunde a veces hasta la cintura.   Imagínense este proceso por horas, ascendiendo y con falta de oxigeno por la altura. ("para machitos").
 
Aunque le es imposible en este momento contestarles, nos pidió que por este medio les informara que les agradece los mensajes y correos que le han enviado.
 
 
Con cariño y agradecimiento de la familia Liaño.

EN CAMPAMENTO II A 6,350 MSNM

¡Hola Amigos!

 

Como informaba David en su comunicación anterior, a partir de hoy tendrá problemas para enviar sus comentarios (falta de computadora, batería del teléfono, mal tiempo,  etc.) por lo que en los próximos días lo ayudaremos en esto.

La forma de hacerlo es que el nos llama a Lulú o a mí a nuestro celular en México o donde nos encontremos,  desde su teléfono satelital a cierta hora.   Este teléfono es especial, de alta tecnología, en la montaña lo carga con pequeños páneles solares y tiene señal mediante varios satélites prácticamente desde cualquier rincón del mundo; nos hace algunos comentarios y nosotros, a través de internet los transcribimos en su blog que, posteriormente, lo retransmite a cierta hora a todos los suscriptores.

Hoy a las 11:50 de la noche hora de México (10:35 de la mañana hora de Nepal) nos llamó para informar que, con base en sus planes y apegado al itinerario que envió en su comunicación anterior, salió muy temprano del Campamento Base A 5,300 msnm y a esta hora ya se encontraba en el Campamento II a 6,350 msnm (se saltó el Campamento I).   Con “un dolorcito de cabeza” pero se sentía físicamente mejor que nunca, tranquilo y muy contento.

Descansará lo que resta de su día y mañana espera llegar al campamento III, según su plan para, si no hay cambios de clima dramáticos, continuar el ascenso y lograr la cumbre el 19 de Mayo.

 

Lulú y Ricardo Liaño

Día 45 - Mañana inicio de ascenso a la cima

Sin duda ha sido la expedición más difícil que he hecho al Everest. En 2005
tuvimos un clima terrible. Vientos muy fuertes no nos permitieron subir sino
hasta el 30 de Mayo. En 2008 tuvimos el asunto de las olimpiadas y al
ejército Nepalí impidiéndonos el ascenso por encima del campamento 2 hasta
que los Chinos llegaran a la cima. En el 2010 tuve que descender hasta
Katmandú debido a mi arritmia, y al dolor intenso en el pecho. Pero nada de
lo ocurrido se asemeja a lo que he vivido este año. La incertidumbre sobre
mi salud y últimamente por el clima, me ha generado una cantidad tal de
estrés que no creo mentir cuando digo que tengo el doble de canas que al
haber iniciado la expedición. Pasado mañana, 17 de Mayo cumplo un mes con
dolor de cabeza casi permanentemente. También, el no tener una prognosis
clara sobre mi situación me provocado intranquilidad. Aún más, las tres
muertes que han ocurrido en la montaña esta temporada han sido dos por
infarto y una por edema cerebral. Hoy subió increíblemente un helicóptero
hasta el campamento 2 para rescatar a una persona. Acabo de escuchar en una
llamada telefónica desde el hospital en Katmandú que tiene edema cerebral,
edema pulmonar, un infarto menor y neumonía. Todo esto me ha hecho
reflexionar sobre qué necesidad tengo de intentar subir una vez más. La
conclusión a la que he llegado es que no sería yo si no hiciera mi mejor
esfuerzo, si no diera o mejor de mí y si desistiera de mis metas a la
primera señal de incomodidad.

Tengo muy claro el riesgo que estoy dispuesto a asumir y de verdad que no
es mucho. También, si pensara que estoy en un peligro inminente no lo
estaría intentando. Sé que en el momento en que de verdad mi vida esté en
riesgo descenderé de inmediato, sin dudarlo y bajaré sin ningún
remordimiento ni dudas. He tomado mi decisión libremente con la experiencia
que he adquirido y con el apoyo en pronósticos meteorológicos. Así como la
decisión ha sido mía, también asumo las consecuencias de lo que pueda
ocurrir. Pero en este momento, mi mente está puesta en la cima. Toda mi
energía, mi concentración y mi mente estarán puestos en ese pequeño punto a
8,850 metros sobre el nivel del mar, y cada paso que de será en dirección a
la cima.

Mañana 16 de Mayo a las 3 de la mañana dejaré por última vez el campamento
base y me dirigiré hacia el Campamento 2. El itinerario que pienso seguir
es:

-Mayo 16.- Escalar al Campamento 2
-Mayo 17.- Escalar al Campamento 3
-Mayo 18.- Escalar al Campamento 4
-Mayo 19.- Escalar hasta la cima del Everest. Bajar a dormir al Campamento 4
del Lhotse
-Mayo 20.- Escalar hasta la cima del Lhotse. Bajar a dormir al Campamento 2
-Mayo 21.- Descender hasta el Campamento Base

No será nada fácil y no podré escribir en el blog durante el tiempo que esté
en la montaña. Mi familia me ayudará a escribir breves mensajes con mi
progreso.

Lo último que me queda por hacer es agradecer todo el apoyo que he recibido
antes y a lo largo de la expedición. Los correos electrónicos y mensajes al
teléfono satelital me han hecho sentirme muy cerca de la gente que quiero y
por esto les estaré siempre agradecido y sin duda me acompañarán en mi mente
durante el ascenso.

Hasta la victoria, ¡siempre!

Día 44 - De regreso al campamento base

Después de tantos días de expedición por fin logré escalar por encima de los
7,000 metros de altura. Salí del campamento base el 11 de Mayo alrededor de
las 4 de la mañana junto con Shera Sherpa. A pesar de ser tan temprano, ya
se alcanzaban a ver las primeras señales del amanecer. La cascada de hielo
estaba en las mejores condiciones que me han tocado desde hace seis años y
la primera escalera atravesada sobre una grieta estaba más o menos una hora
después de salir del campamento. Las condiciones eran ideales. Hacía el frío
suficiente para que todo estuviera congelado y la cascada de hielo estable
pero no hacía tanto como para estar incómodo. Cruzamos grietas, escaleras y
seracs. Aunque sentía el dolor en el lado izquierdo de mi cabeza, era mucho
más ligero que en cualquier otro momento.

Durante tres horas escalamos hasta llegar al campamento 1 a 6,100 metros de
altura. En ese momento, ya nos habían alcanzado los primeros rayos del sol y
de inmediato me cubrí con bloqueador solar y lentes oscuros para glaciar. La
cantidad de nieve en las montañas alrededor de nosotros hace que rebote la
radiación y las temperaturas suelen llegar a los 40 grados centígrados. Tras
una breve parada para tomar agua y comer galletas seguimos el camino hacia
el campamento 2. Este recorrido es completamente sobre el glaciar repleto de
grietas, no muy empinado pero muy largo. El calor no ayudaba y desde varios
kilómetros antes podíamos ver el campamento que, aunque caminábamos a prisa,
no parecía acercarse. Por último, hay una subida que se hace larguísima para
llegar al campamento. Minutos antes de las 10 de la mañana me instalé en mi
tienda de campaña. Estaba a 6,350 metros y sin sentirme tan mal.

Mi plan era pasar el resto del día 11 en el Campamento 2, descansar todo el
12 ahí mismo y el 13 escalar hasta el Campamento 3 y volver a dormir en el
2. Mi plan cambió cuando el día 12 como a las 10 de la mañana me dijo Dawa
Steven que por que no subíamos ese mismo día al hasta el campamento 3
aprovechando que el clima estaba bien. En pocos minutos me preparé con mi
equipo e iniciamos el ascenso por la pared del Lhotse. Por la hora, nos tocó
muy poca gente en la ruta y escalamos a un ritmo lento pero constante. Ese
mismo día bajamos a dormir al Campamento 2 ya que se pronosticaba un aumento
considerable en la velocidad del viento. Me sentí muy fuerte ese día, con
mucho poder en las piernas y sin problemas de respiración. Esa tarde en el
campamento tuve un dolor de cabeza más fuerte de lo que había estado
acostumbrado pero en general pasé bien mi segunda noche. Ayer, 13 de Mayo,
descendí hasta el Campamento Base a través de la cascada de hielo. Utilicé
una cámara de video que se coloca en el casco y que muestra exactamente lo
que yo estoy viendo. El cruce de las grietas y las escaleras se ve
impresionante. Partimos a las 5:30 de la mañana y navegamos a través del
glaciar. Para el desayuno ya estábamos de regreso en el Campamento Base.

Ya logré escalar hasta 7,000 metros sin grandes complicaciones. Pero la
parte más complicada será de ahí hacia arriba. Iré nuevamente a la clínica
para una nueva evaluación y si los doctores me dan el visto bueno, entonces
decidiré si vale la pena subir, con el entendido de que en cualquier
momento, si sintiera cualquier malestar descendería de inmediato. También
hay que valorar los pronósticos del clima para decidir en qué fecha subir,
pero de manera tentativa parece que el 19 y 20 de Mayo podría haber una
ventana de bajos vientos. Hay mucha incertidumbre por todos lados pero es
momento de comenzar a formalizar los planes.

Día 41 - Al Campamento II

¡Hola!

Hace unos momentos, a las 10:26 p.m. hora de México (9:11 a.m. hora de Nepal), nos llamó David para informarnos que, después de 41 días de haber salido de México, se encontraba en ese momento en el Campamento I de la cara sur del Everest del lado Nepalí a 5,943 msnm.

Nos solicitó que lo apoyáramos escribiendo estos comentarios.  Como comprenderán, a veces le es muy difícil escribir a la mitad de la montaña (computadora, teléfono satelital, carga de baterías, luz, cansancio, mal tiempo, tormentas, etc.)

Hoy temprano salió del Campamento Base (Base Camp) a 5,360 msnm y cruzó la zona denominada “Ice Fall” (Cascada de hielo) del Khumbu que normalmente es bastante peligrosa por la gran cantidad de grietas y trozos enormes de hielo del tamaño de casas o edificios que fácilmente se pueden mover y aplastar a los alpinistas.

Comentó David que para su sorpresa y fortuna el cruce lo realizó sin problemas ya que la zona se encontraba en mejores condiciones que en cualquiera de sus anteriores ascensos.

Se encontraba muy bien y sorprendido de cómo se sentía

Su plan es subir de inmediato al Campamento II a 6,400 msnm, lo cual lo lograría en aproximadamente dos horas más y pensaba pasar la noche ahí.   El ascenso en el día sería de aproximadamente 1,040 metros verticales.

Los mantendremos informados.

 

Lulú y Ricardo Liaño

El Campamento Base

Tras seis días de caminar desde Lukla hoy llegué al Campamento Base del lado
sur. No fue fácil, sobre todo psicológicamente ya que tenía miedo de volver
a tener los fuertes dolores de cabeza que tuve en Tíbet. Tenía miedo de que
conforme subía se volvieran a presentar los mismos dolores. Pero
afortunadamente hoy me encuentro a 5,300 metros de altura y me siento bien
aunque todavía de vez en cuanto sintiendo un ligero malestar.

Una de las grandes ventajas de esta en el campamento base es que aquí hay
una pequeña clínica obviamente especializada en enfermedades de altura y no
podría estar en mejores manos. Tras llegar al campamento me instalé en mi
tienda de campaña. Afortunadamente mis maletas, que no veía desde Tíbet,
llegaron el día de hoy y por fin me puedo poner ropa de montaña. También
podré usar mis lentes oscuros que son indispensables al estar rodeado de
tanta nieve. Ya instalado me senté a comer y después me bañé. La regadera de
este lado de la montaña está mucho mejor que la de Tíbet que consiste en tan
solo una cubeta. Aquí tenemos una bomba de agua de la que sale una manguera
y una regadera.

Mi última tarea, y la más importante del día fue ir a la clínica para que me
revisaran. Una vez más conté toda mi historia. Me dio la doctora que veía
muy bien que hubiera bajado a Katmandú a que me hicieran la tomografía pero
que necesitaba hacerme una evaluación neurológica. Primero fueron algunos
ejercicios de coordinación y otros de fuerza. También revisó mis reflejos y
mis ojos. Revisó mi saturación de oxígeno, mi pulso y mi presión sanguínea.
Todo eso salió perfecto como si estuviera aclimatado. Finalmente revisó con
un estetoscopio mi corazón y mis pulmones. Me dijo la doctora que parecía
que neurológicamente estaba bien, sin problemas de edema pero que pensaba
que podría ser una contractura muscular que posiblemente esté restringiendo
el flujo de sangre al cerebro. Entonces empezó a hacer presión en mi cuello
con sus manos y sentí bastante dolor. Comenzó a presionar el lado izquierdo
de la parte de arriba de mi espalda y me doblaba de dolor. Entonces parece
que esta contractura es la que me está provocando los dolores de cabeza.

Pasaré dos días completos en el campamento base antes de pensar en subir y
mañana con más calma estaré escribiendo de lo sucedido en los últimos días y
de mis planes.