Días uno y dos, de Seattle a Acapulco
3 de Septiembre
4 de Septiembre
Despertamos hoy un poco más tarde y desayunamos algo rápido con la tarea de cuanto antes conseguir un mecánico que nos apoyara a revisar el motor. Aunque haremos prácticamente todo el recorrido a vela, es importante tener un motor confiable en caso de emergencia o al momento de entrar a algún puerto. Tuvimos suerte de que en poco tiempo pudimos localizar a Mike Evans, mecánico de motores marinos de diesel. Tardó alrededor de una hora en darle una revisada y me dio gusto saber que durante el trayecto, cuando tuvimos los problemas, hicimos todo lo que estaba en nuestras manos por hacer para darle mantenimiento al motor. Todo esto quedó listo antes del medio día.
La segunda parte del día la dedicamos a hacer los trámites de aduana (para la salida del velero) y nuestra salida de migración. En Port Angeles hay una terminal del transbordador que cruza desde la isla Victoria en Canadá y están muy acostumbrados a la entrada y salida de turistas. Pero fue difícil explicarles a los agentes que un velero con bandera americana salía desde Port Angeles hasta Acapulco (normalmente el trámite de salida se hace en San Diego pero preferimos no parar), con tripulación mexicana que quería dejar Estados Unidos y aún pasar varios días en aguas estadounidenses sin tocar tierra. Hechas las aclaraciones, nos sellaron la salida en los pasaportes, entregamos nuestras formas I-94 y dimos por concluido este asunto. Caminando de regreso a la marina me encontré con una tienda en donde pude comprar algo que no había podido conseguir en los últimos días en Seattle: un papalote para volarlo desde el velero y colgarle la cámara GoPro. Será interesante hacer unas tomas aéreas del Champ.
Nuestra última tarea del día fue llevar al Champ al muelle donde se carga combustible y llenamos su tanque de 85 galones (320 litros). También traemos 15 galones (56 litros) más en pequeños botes en caso de que los llegáramos a necesitar.
Hoy trataremos de dormir temprano ya que zarparemos en la madrugada. Quiero que entremos a mar abierto a medio día para poder alejarnos de los canales de navegación y pasar una noche más tranquila y más segura. Si todo sale bien, la próxima vez que pisemos tierra será en Acapulco, México.