27 de Septiembre: Llegada a Acapulco.
El viernes 27 de Septiembre a las 3:00pm
el Champ, junto con su tripulación barbuda y un tanto maloliente, arribó al Club de
Yates de Acapulco después de recorrer más de 2,800 millas náuticas (5,100km
aproximadamente). En el muelle nos esperaba la familia más cercana que a la
distancia nos saludaban moviendo los brazos. Junto al mástil del Champ volaba
la bandera de México y una bandera amarilla de “cuarentena” que se debe colocar
hasta que se hayan cumplido todos los trámites de aduana y migración. Minutos
antes Ricardo había dejado preparadas las amarras y los fenders por lo que la
llegada al muelle de combustible fue algo relativamente sencillo. Una vez que
estuvo perfectamente asegurado, apagamos el motor y comenzaron los abrazos.
Para Ricardo, ese fue el fin de una gran aventura. Para mi, tan solo un respiro
antes de iniciar la vuelta al mundo en solitario y sin hacer paradas.
Bajar a tierra después de tantos días en
el mar es una extraña sensación ya que el mundo se deja de mover de un lado a
otro permanentemente y el cuerpo, que ya se había acostumbrado a estar sometido
al vaivén y a compensar para ello, sigue tratando de compensar. Esto resulta en
un ligero mareo que a mi me dura dos o tres días. Tuvimos tan buenas
experiencias en el mar en esta ocasión que no podría decir que regresar a
tierra fue un descanso. Simplemente parte del proceso.
En el transcurso de la tarde nos
visitaron las autoridades de aduana y tuvimos que ir al aeropuerto para hacer
el trámite de migración. Agradezco mucho al personal que hizo favor de
atendernos que lo hizo con toda cortesía y profesionalismo. Da gusto que la
primera impresión que recibimos de nuestro país haya sido tan agradable. El
lunes tendremos que realizar los trámites finales ante la Capitanía de Puerto.
Nos encontramos con un Acapulco golpeado
por las grandes tormentas. Las cicatrices son evidentes en toda la ciudad
aunque los principales daños ocurrieron en colonias que no hemos visto y es
difícil imaginar lo difícil que fueron esos días en que la ciudad estuvo bajo
el agua. Hay una escases general de agua potable (aunque agua embotellada si
hay disponible). Los centros en los que se distribuyen los víveres donados en
los centros de acopio y las delegaciones de la Cruz Roja dan ayuda permanente a
los damnificados. Pero a pesar de ver a esta ciudad herida, la actitud de la
gente es completamente diferente. Es gente que ha pasado por momentos difíciles
una y otra vez. Huracanes, tormentas, violencia, crisis económicas y demás.
Nada parece doblar el espíritu de los acapulqueños. Por crítica que sea la
situación, presentan su mejor cara ante la adversidad y al final se levantan
con una fortaleza que espero recordar en los momentos difíciles que me
encuentre en el mar.
Ya he comenzado con las compras finales
de provisiones, y con las reparaciones y
mejoras que se volvieron indispensables durante este trayecto de Seattle a
Acapulco. Y aunque la fecha de salida para la vuelta al mundo aún es incierta,
tengo como objetivo estar preparado para el jueves 3 o viernes 4 de Octubre.
Gracias por todo el apoyo, mensajes y
comentarios durante esta parte de preparación.